sábado, 3 de abril de 2010

JUDAÍSMO: EXILIO Y EXTERIORIDAD


Lo insólito de la cultura judía tal vez esté todavía por desentrañar, aunque tentativas interesantes ya se han ido realizando a lo largo de los siglos. En las últimas décadas, por ejemplo, tenemos el caso de René Girard, que considera la cultura judeocristiana (él no hace distingos entre judaísmo y cristianismo, pues lo segundo no sería, o no debería ser, más que una interpretación de lo primero) como la más sublime y profunda que ha dado la historia. Los motivos que aduce para sustentar su tesis tienen mucho que ver con las reflexiones de Emmanuel Levinas, Franz Rosenzweig y también de Maurice Blanchot, es decir, con la consideración del 'ser judío' como 'ser en exilio', como aquella personificación de la relación que prioriza la exterioridad de lo Otro antes que el solipsismo identitario del Ser en Sí y las fuerzas de dominio que éste pone en marcha. En el reconocimiento de la relación con el prójimo residiría el movimiento de lo absoluto que impulsa la raíz del judaísmo.

Sigmund Freud también ha escrito cosas muy interesantes en este sentido. En su Moisés y la religión monoteísta esboza la hipótesis de que el pueblo judío fuera una creación del egipcio Moisés. En este caso, no se trataría de un pueblo preexistente que fue liberado de Egipto, sino que su constitución como pueblo se produciría precisamente en la salida de Egipto y la separación de su Imperio. Al contrario que otros pueblos o culturas, el judaísmo no nacería de un blindaje sobre sí que excluya lo que se pretende expiar, sino que su ser se debe a esa expiación misma, con un posicionamiento excéntrico que se realiza sobre la exterioridad misma. En este caso, y pasando a Freud por el filtro girardiano, el pueblo judío nacería como reconocimiento crítico del mecanismo expiatorio del que él sería víctima privilegiada. La base de todo consiste en un radical reconocimiento de la diferencia, de modo que lo expulsado, en lugar de ser disuelto y eliminado (por el Mar Rojo, en este caso), es transfigurado de manera que adquiere una cierta positividad en el especial modo que tiene el judío de entender la exclusión violenta, que es reconvertida en sentido de su ser. Judaísmo y Éxodo son la misma cosa, distancia con respecto a aquello que nos permite ser pero que nunca podrá recuperarse. Como señala Blanchot, la ausencia es el refugio y la definición del judío, que existe "para que exista la idea del éxodo y la idea del exilio como movimiento justo (...), para que la experiencia de la extrañeza se afirme ante nosotros en una relación irreductible" (La conversación infinita, p. 159).

En consonancia con sus raíces judías (en muchas ocasiones negadas y, por tanto, atacadas), el cristianismo también surgiría de ese reconocimiento lúcido, aunque la víctima en el caso de su génesis sea un individuo y no un colectivo. Como dicen los Evangelios, la piedra desechada se reconvierte en el fundamento de todo (Lucas 20, 17), en una inversión trascendental de toda perspectiva. En esa profundización de la revelación de los mecanismos que constituyen al hombre (el mecanismo expiatorio), el cristianismo tuvo la oportunidad de desarrollar un saber superior, aunque no siempre haya sido ese su camino histórico.

15 comentarios:

Paco f dijo...

La identificación del "ser judio" con "ser en el exilio", tan atractiva para ciertos sectores ultraortodoxos del judaísmo, pero, sobre todo, para los no judíos, debe ser pensada, a mi juicio, en relación directa con la creación y desarrollo del Estado de Israel. ¿Qué opina usted?

Un saludo.

Paco Fernández

Johannes A. von Horrach dijo...

No creo que mi opinión al respecto tenga mucho valor objetivo, pero ya que estamos la voy a dar. Le tengo respeto a Israel, el único estado decente de su zona le pese a quien le pese (con sus zonas oscuras, claro, que tampoco se trata de negarlas, ni mucho menos), pero si yo fuera judío, que no es el caso, por mucho que me interese esta cultura, creo que no viviría allí. Básicamente por lo que se dice en la entrada, por esa idea de ser en exilio que también implica, entre otras cosas, vivir en el exilio de la Tierra Prometida. De todas formas, hay que recordar que el judío no es una realidad homogénea, porque el judío israelí ya tiene muchas décadas de historia y se caracteriza por unos rasgos que no tienen que ver con el judío de la Diáspora. A mí me interesa más el del exilio, pero también tiene su interés el de la Tierra Prometida recuperada.

shalom

Paco f dijo...

El valor objetivo de las opiniones es lo suficientemente relativo para que a alguien como yo le interese su opinión. Comparto con usted la certeza de que el Estado de Israel es el único decente de la zona a pesar de sus "zonas oscuras". Pero me temo que se ha "esencializado" la noción de exilio, una característica de la cual se puede hacer su genealogía e inscribir en el devenir de la historia. La atracción que ejerce sobre los individuos la extra-territorialidad es un hecho. La diáspora es atractiva precisamente porque constituye una identidad anti-identitaria. Ahora bien, entre la voluntad de reducir el judaísmo a sus parámetros territoriales en el seno del Estado de Israel y las difucultades de conciliar identidad judía e identidad francesa o inglesa o norteameriacana, por citar algunos ejemplos, hay un espacio de reflexión que, confieso mi torpeza, no consigo clarificar.

Un saludo,

Paco f.

Anónimo dijo...

Me produce una sensación de pérdida de tiempo enorme leer a comentaristas, con o sin blogg, que se la pillan con papel de fumar cuando se trata de posicionarse sobre el Estado de Israel.

Horrach (3.04.10) afirma respetar a Israel “(...) con sus zonas oscuras (…) que tampoco se trata de negarlas (...)”. Y a continuación declara que “(...) si yo fuera judío (…) creo que no viviría allí”. (No viviría en Israel).

Voy al grano, Horrach. ¿Podría señalarme qué estados, de entre los que toman asiento en la ONU y/o fuera de ella carecen de zonas oscuras?. Y sería muy interesante que desarrollara usted su concepto de “zonas oscuras” referido tanto a Israel como al 100 por 100 de los países-estado que existen. Es que no sé si su consideración de esas “zonas oscuras” que atribuye al Estado Judío es peculiaridad original y única israelí o...su partidaria y personal asunción, vergonzante, pro-israelí.
Síndrome o rebaba que sólo desaparece con los años y conforme mejor se va conociendo al totalitarismo de toda laya. Así pues, destacar, como hace usted -también Paco f., en su segundo comentario- lo de las “zonas oscuras” es la más humillante y estúpida solicitud de perdón “a otros” por respetar al Estado Judío.

No hallo madurez intelectual en su “(...) si yo fuera judío (…) creo que no viviría allí”. ¿Lo comprende?. “Si yo fuera...”...Ahí, el triple salto y sin red no le evita el batacazo. Sobre “su” personal idea acerca de Diáspora-Israel, nada que objetarle; es usted muy libre.

(Spitfire).

Paco Fernández Megual dijo...

Estimado Spitfire, no hay Estado sin "zonas oscuras". Es evidente. Como también lo es mi posición no frente sino con el Estado de Israel. El papel de fumar lo utilizo para liar mis cigarrillos (ese maldito vicio) y no para pillar ningún órgano o apendice de mi ya no tan joven cuerpo. Ahora bien, este espacio de comunicación invita a la espontaneidad y a una cierta imprecisión en la respuestas que, en ocasiones, introduce un cierto grado de "ruido" en el proceso de intercambio de información. Así que no sea usted tan riguroso en sus exigencias, por favor. Le informo de que yo no necesito disculparme ante nadie por mi posicionamiento pro-israelí y observo una cierta voluntad, por su parte, de maximizar lo que no es sino un detalle irrelevante en la razón última de los comentarios aquí expuestos. Personalmente, inicié esta discusión refiriéndome a la cuestión identitaria ligada a las nociones de judaísmo-diaspórico/judaísmo israelí. Mis reservas con respecto a "zonas oscuras" afectan a cualquier Estado, sea el de Israel o el de Canadá, igual me da.

Un saludo.

Paco f.

Johannes A. von Horrach dijo...

Spitfire, creo que no me ha entendido bien. Parece ya inevitable que este tema de Israel-Palestina siempre quede sujeto a efusividades que en muchas ocasiones dificultan la comprensiópn de los argumentos de un lado y de otro. Me ha pasado en no pocas ocasiones, una muy reciente con un compañero 'vermaliano' (ciegamente propalestino).

A ver, yo no he dicho que, bajo el condicional de una posible judaidad personal, decidiera no vivir en Israel precisamente por sus "zonas oscuras". La decisisón tendría que ver con otra cosa, la cuestión de la Diáspora y del 'ser en exilio'. Ya he dicho que Israel me parece el Estado más decente de la zona, pero no entiendo que se resista usted a admitir que se le pueda llegar a criticar por determinadas actitudes o situaciones. Que sea el Estado más decente de la zona, con diferencia, no significa que quede fuera de toda posible crítica.

En definitiva: lo que usted entiende testicularmente como "cogérsela con papel de fumar" yo lo llamo matizar.

shalom

Johannes A. von Horrach dijo...

Paco, vuelvo sobre lo que decía respecto a una esencialización de la idea de exilio. Estoy de acuerdo en que eso se ha producido, y que tal vez en cierta forma sea inevitable, pero lo más interesante de esa idea de exilio-éxodo-exterioridad-afuera-otredad es que quede permanentemente abierta, en perpetua movilidad sin clausura posible, tensión sin fijación. Clausurar esa movilidad implicaría que se convierte en identidad algo que, en principio, queda más allá del principio identitario mismo. Aunque, teniendo en cuenta la dificultad extrema de esa pretensión de 'ser en exilio', no resulta nada extraño que se tienda a rebajarla de alguna manera hasta cotas más humanas y también más reduccionistas. En el caso del judaísmo, a mi parecer, se dan las dos cosas: una cierta clausura, la fijación (en algunos casos muy férrea) de una identidad esencialista), pero a la vez se mantiene abierta la escisión que impide un cierre absoluto.

shalom

Anónimo dijo...

Estimado Paco f., no es nada personal, ni consciente o velada puya, lo de "pillársela con papel de fumar". Estoy convencido de que a usted le alcanza , y de sobras, comprender a qué me refiero. De manera que métale un misto a la suspicacia y vayamos al turrón.
Sí me importa, y mucho, dejar claro que no hay en quien suscribe la más mínima intención de “sumarse” a la diatriba que sostiene con su interlocutor, el ¿paciente? anfitrión Horrach, ni en enmendarles la plana. (¿Ve, Paco?, otra frasecilla hecha, recurrente, que socorre...).
En mi nota confesé estar perdiendo el tiempo leyendo a los “muy puros de entre los puros”, a Horrach, en primer lugar y a usted como gregario de nuestro anfitrión, -gregario en cuanto a su asunción de las “zonas oscuras”-. Hoy, transcurridas algunas horas desde mi nota, compruebo que ambos han pasado de puntillas sobre lo PRINCIPAL para relanzar y reafirmarse en sus convicciones y certezas. Y, desde luego, Horrach evita atender cuanto le solicito. O sea, “hola, ¿cómo está?”... “manzanas traigo”.
Pereza me da preguntarles si, por ejemplo, al hablar de Gran Bretaña, o España o India, apostillan obligatoriamente, con o sin paréntesis, que son países “(con sus zonas oscuras, claro, que tampoco se trata de negarlas, ni mucho menos)”.
Así pues, insisto, una vez más, en mi consideración. La idea y frase “Le tengo respeto a Israel, el único estado decente de su zona le pese a quien le pese (con sus zonas oscuras, claro, que tampoco se trata de negarlas, ni mucho menos)”, esconde, a malas penas, una filia vergonzante con bastarda mácula adquirida con el polvo del camino.
Es evidente que no entendió nada, Horrach. Nada, a pesar de mi “denuncia”. Afirmo: Se puede y se debe criticar/apoyar a Israel; a cualesquiera de sus diversos gobiernos, antes, durante y después. Y cierro: Destacar lo de las "zonas oscuras" al tiempo que se confiesa ¿sionista? ¿pro-Israel? encierra la más humillante y estúpida solicitud de perdón “a otros” por respetar al Estado Judío.
Am Israel Jai.

(Spitfire).

Paco Fernández Megual dijo...

Estimado Spitfire, como usted bien dice vayamos al turrón. Es una lástima que no se una a la discusión sobre la cuestión identitaria, pues le supongo ducho en la cuestión y confieso que me hubiese gustado leer su opinión al respecto. La voluntad de pureza no es algo que se encuentre entre mis aficiones o imposturas. Se equivoca usted en situarme en dicha categoría ya que, a mi juicio, la voluntad de pureza implica una cierta falta de honestidad. No, no pertenezco a la clase "nosotros, los puros..." En cuanto a la asunción de las "zonas oscuras", no creo que tenga la importancia que usted le da, lo cual no quiere decir que no pudiera tenerla en otros contextos. En éste, ciertamente no. Creo que hacer estos, a su juicio, vergonzantes comentarios, es precisamente un síntoma de que, en definitiva, independientemente de nuestras filias y nuestras fobias, hablamos de Israel como un Estado más. Podría aceptar que "he resbalado con el comentario", pero no puedo admitir que se identifique con una velada y humillante solicitud de perdón. No puedo admitir que una imprecisión en el uso del lenguaje, se lo concedo, implique, en mi caso, los adjetivos que usted me coloca. ¿Quién sería el destinatario de mi solicitud? Si le parece bien podríamos utilizar el mismo misto para quemar nuestras diferentes formas de suspicacia.

Un saludo...

Paco Fernández Megual dijo...

Estimado Spitfire, como usted bien dice vayamos al turrón. Es una lástima que no se una a la discusión sobre la cuestión identitaria, pues le supongo ducho en la cuestión y confieso que me hubiese gustado leer su opinión al respecto. La voluntad de pureza no es algo que se encuentre entre mis aficiones o imposturas. Se equivoca usted en situarme en dicha categoría ya que, a mi juicio, la voluntad de pureza implica una cierta falta de honestidad. No, no pertenezco a la clase "nosotros, los puros..." En cuanto a la asunción de las "zonas oscuras", no creo que tenga la importancia que usted le da, lo cual no quiere decir que no pudiera tenerla en otros contextos. En éste, ciertamente no. Creo que hacer estos, a su juicio, vergonzantes comentarios, es precisamente un síntoma de que, en definitiva, independientemente de nuestras filias y nuestras fobias, hablamos de Israel como un Estado más. Podría aceptar que "he resbalado con el comentario", pero no puedo admitir que se identifique con una velada y humillante solicitud de perdón. No puedo admitir que una imprecisión en el uso del lenguaje, se lo concedo, implique, en mi caso, los adjetivos que usted me coloca. ¿Quién sería el destinatario de mi solicitud? Si le parece bien podríamos utilizar el mismo misto para quemar nuestras diferentes formas de suspicacia.

Un saludo...

Johannes A. von Horrach dijo...

El que sigue sin entender es usted, querido Spitfire. Veo que tiene una mente tan blindada que lee lo que le viene en gana (lo de las 'convicciones y certezas' me parece que le afecta un poco más a usted que a un servidor, por lo que veo). No seguiré más con este asunto, porque hemos llegado ya a un punto sin sentido (a una 'zona oscura', vamos, ya que le pone tanto la expresión que utilicé). Que se malinterprete continuadamente lo que uno está diciendo acaba cansando.

saludos

koolauleproso dijo...

.-Desde siempre he sentido especial admiración por el pueblo judío, incluso la unión entre mis propios rasgos físicos (moreno, rizoso) y el segundo apellido de mi padre (De la Cruz) me hizo fantasear durante mucho tiempo con una hipotética ascendencia lejana de judío converso, luego desmentida por las investigaciones genealógicas de una de mis tías, que situan el origen del apellido en un remoto "hospicio" de Segovia -a la porra, pues, cualquier posible (aunque lejanísima) pertenencia a ese pueblo errante y eternamente perseguido-.
Sin embargo, es bien conocida mi postura ante el eterno conflicto israelo-palestino, que interpreto, quizás algo simplistamente, carezco de tu profundo conocimiento del judaismo, como una consecuencia del carácter intrínsecamente reprobable de la religión-quizás el único axioma salvable de Marx (otro judío) en la actualidad sea aquello de "la religión es el opio del pueblo" y, desde luego, parece que judíos y palestinos, étnica y geográficamente, el mismo pueblo, han sido "narcotizados" a base de bien.

un saludo

Paco Fernández Megual dijo...

Estimado Koolauleproso: el conflicto palestino-israelí no tiene nada que ver con la religión, se entienda ésta como poseedora de un carácter intrínsecamente reprobable o no. No sé si la religión, como el fútbol o los programas televisivos del corazón, es el opio del pueblo, lo que sí sé es que Marx mostró sus planteamientos antisemitas de un modo claro en su libro SOBRE LA CUESTIÓN JUDÍA, un comentario crítico al libro de Bruno Bauer LA CUESTIÓN JUDÍA. Sí le pediría que me aclarase su afirmación de que judíos y palestinos son "étnica y geográficamente el mismo pueblo". El Estado de Israel, cuya legítima existencia no es aceptada por la mayoría del mundo árabe, incluidos los palestinos, no fue precisamente fundado por impulsos religiosos. Y, por favor, no renunciemos a la precisión que nos exige el tratamiento de estas cuestiones: No judíos y palestinos, sino israelíes y palestinos. Porque ni todo israelí es judío, ni todo judío es israelí.

Un saludo.

Paco f.

Anónimo dijo...

Apreciado interviniente asturiano -que me resulta más fácil y simple de escribir que su alias para la ocasión-.

Le ruego comparta con quien suscribe y públicamente su anunciada y "bien conocida postura ante el eterno conflicto israelo-palestino". Otro ruego: no tema las discrepancias; confíe en bibliografías contrastadas; desconfíe de internet y no tema le dejen con la palabra en la boca ni se amargue ante el abandono o huída de un soberbio vendedor de humo con quien llevara diatriba.

(Me ha complacido y encantado su foto con sus dos criaturas).
A su disposición.
(Spitfire).

koolauleproso dijo...

Mi postura sobre el conflicto israelo-palestino quizás peque de simplismo (no soy especialista en judaismo, no soy filósofo) pero se sustancia, en considerarlo el ejemplo más palmario de "guerra de religión" de nuestro tiempo, y, como consecuencia, doblemente estúpido, por ser guerra, y por ser de religión.
Y, Spitfire, le aclaro, los niños de la foto no son míos, son los hijos de mi prima.
Me parece que su "agria" polémica con nuestro anfitrión (a quien yo considero mi amigo) le ha onnuvilado a usted un tanto. Ya se que Horrach es un polemista provocador e incisivo, con el que pocas veces estoy de acuerdo, pero admiro su claridad de ideas, y creo que me honro con su amistad. De todas maneras, creo que tampoco necesita de ningún abogado, pues él tiene muchos más recursos intelectuales que yo, como se demuestra, repasando su blog.

un saludo

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