Sigo con mi monotema suicida, pero hay motivo. Primero: parece que al fin la prensa llama a las cosas por su nombre y califica como lo que son, suicidios, varias muertes de personas más o menos conocidas en los ámbitos en que discurrían sus vidas. Ya hablamos del caso de Enke, en Alemania, pero hay más. Por ejemplo, el de una modelo surcoreana, Daul Kim, o el de una actriz británica, Lucy Gordon. Parece como si la prensa se encontrara en vías de dejar de lado la absurda teoría del contagio del suicidio cuando éste es expuesto en las noticias. Sin embargo, no parece ser así, al menos en el caso español, dado que estas noticias afectan a personas con las que difícilmente podríamos realizar ninguna tentativa mimética; es decir, que no valdrían como modelos de conducta en general (vale que Enke jugó en España hace años, pero no brilló precisamente, de ahí que apenas nadie lo recordara ya. Por tanto, su muerte aquí tiene menos trascendencia mimética que en Alemania). Pero en un caso más cercano, de persona más conocida para nosotros, el del periodista Andrés Montes, se mantiene en pie esta teoría, pues la prensa sigue negándose a reconocer que su muerte fue un acto de suicidio (que la familia se niege a que los datos de la autopsia se conozcan es un indicio muy claro en este sentido. Pero es que hay otros, como las palabras de su mujer nada más descubrir el cadáver: "¡Yo también quiero matarme!").
De todas formas, la intención de esta entrada tenía que ver con algo sobre lo que se informó hace semanas pero que estaba pendiente de, digamos, una cierta confirmación empírica. Me refiero al 'suicidio de género', que presentaba dos patrones antagónicos: mientras que la mayoría de suicidas son hombres (en proporción de 3 a 1), sin embargo son las mujeres las que más veces tratan de autoliquidarse sin conseguirlo. Arcadi Espada, que es quien en un artículo de El Mundo, el 29 de septiembre, ofrecía ese dato tan suculento que llamó mi atención, ha tenido la amabilidad de facilitarme unas pruebas empíricas que contrastan lo dicho. En efecto, ellas lo intentan más. Luego fracasarán (se matan mal) o sus intentos tienen más de amenaza, chantaje (emocional) o vete a saber qué antes que de un verdadero intento de ejercitar la tentativa de autolisis. Un detalle muy significativo sobre las verdaderas intenciones del candidato a suicida lo podemos encontrar en el método utilizado: ellos, que suelen consumar su tentativa, escogen métodos drásticos e irreversibles, como el ahorcamiento, dispararse con armas de fuego, arrojarse desde elevadas alturas, etc.; por otra parte, ellas se decantan precisamente por lo contrario, es decir, por métodos más amables cuya reversibilidad no es imposible (fármacos). También ellos, dado que están verdaderamente decididos a matarse, optan por llevar a cabo su particular tentativa más allá de toda posible publicidad sobre la misma; no avisan de su futura muerte para no encontrar ningún obstáculo, lo contrario que una gran proporción de ellas, que con dicha publicidad consiguen aumentar las posibilidades de ser descubiertas y rescatadas.
Dejo AQUÍ la prueba que me suministra Arcadi.
De todas formas, la intención de esta entrada tenía que ver con algo sobre lo que se informó hace semanas pero que estaba pendiente de, digamos, una cierta confirmación empírica. Me refiero al 'suicidio de género', que presentaba dos patrones antagónicos: mientras que la mayoría de suicidas son hombres (en proporción de 3 a 1), sin embargo son las mujeres las que más veces tratan de autoliquidarse sin conseguirlo. Arcadi Espada, que es quien en un artículo de El Mundo, el 29 de septiembre, ofrecía ese dato tan suculento que llamó mi atención, ha tenido la amabilidad de facilitarme unas pruebas empíricas que contrastan lo dicho. En efecto, ellas lo intentan más. Luego fracasarán (se matan mal) o sus intentos tienen más de amenaza, chantaje (emocional) o vete a saber qué antes que de un verdadero intento de ejercitar la tentativa de autolisis. Un detalle muy significativo sobre las verdaderas intenciones del candidato a suicida lo podemos encontrar en el método utilizado: ellos, que suelen consumar su tentativa, escogen métodos drásticos e irreversibles, como el ahorcamiento, dispararse con armas de fuego, arrojarse desde elevadas alturas, etc.; por otra parte, ellas se decantan precisamente por lo contrario, es decir, por métodos más amables cuya reversibilidad no es imposible (fármacos). También ellos, dado que están verdaderamente decididos a matarse, optan por llevar a cabo su particular tentativa más allá de toda posible publicidad sobre la misma; no avisan de su futura muerte para no encontrar ningún obstáculo, lo contrario que una gran proporción de ellas, que con dicha publicidad consiguen aumentar las posibilidades de ser descubiertas y rescatadas.
Dejo AQUÍ la prueba que me suministra Arcadi.
PD: y más de Arcadi... el Correo Catalán de hoy, también con el suicidio como tema.
19 comentarios:
La cuestión con el suicidio es que no se trata en realidad de 'la vida o la muerte' sino de 'más o ya no más'. Cabría entonces discutir quién anda más errado, quien se quita de en medio con mano firme (movida quizá esa firmeza por la fe en un segundo acto de la obra, que no habrá) o quien ensaya la maniobra con cierto titubeo, deseosa de conocer la experiencia y de asociarse con ella, pero dejando abierta una puerta de retorno, por si acaso. Habiendo conocido ambos tipos de suicidas (y precisamente con la distribución sexual que comenta: un amigo que se mató, otra que lo intentó sin éxito), respeto la firmeza, pero simpatizo con la duda.
No sé, Alejandro, si la mayor parte de los suicidas se mata pensando en esa dualidad más-no más. Si acaso alguno de los filósofos griegos que se mataba fruto de un cálculo más o menos racional. Tal vez la 'seguridad' masculina tenga más que ver con la pua testosterona que con otras cosas más.
saludos y encantado de verlo de nuevo por el subsuelo
Resulta chocante en personas que aparentemente lo tienen todo, todo lo que se supone que se debe tener, juventud, belleza, dinero y posibilidades de atención médica, pareja, hijos . Parece que se "entendería" mejor en otras situaciones. Dos hipótesis, o no lo tienen todo, sólo exteriormente, o lo que se necesita no es nada de eso. En un libro decían que un tipo había descubierto lo que era la felicidad en el ofrecimiento de un vaso de agua (es de suponer que estaría sediento). O tal vez simplemente falla algo entre las neuronas, como se puede perder también la facultad de hablar, algún tipo de lesión; yo estaría más por esto en determinados casos, no hablo de cierta inclinación filosófico - romántico - intelectual.
Me parece que en la depresión hay un componente fundamental que se olvida, la agresividad; siempre se habla de la melancolía pero menos de la agresión. Al fin, creo que debería verse, no por cuestiones morales de etiquetado o de valoración sino por cuestiones prácticas, de enfoque; como un asesinato. Hay una violencia extrema y tal vez una incapacidad de redirigirla, hacia el exterior, y hacerlo además de una manera positiva. Tal vez valiera más recetar boxeo antes que prozac o filosofía. Esto podría explicar también esas diferencias hombre - mujer. Por cierto, que lo de Arcadi suena un tanto a pataleo. Hombre, exigir atención específica y prevención, vale pero ¿por qué esa comparación?
En cuanto al contagio, bueno, pues ese artículo está bien, sí, somos miméticos pero sí también, de otros temas se habla a destajo y sin preocupación de que se extienda. En una novela leí también algo de eso, para detener una oleada de suicidios en una ciudad, el gobernante ordena exponer los cuerpos de los suicidas en la plaza, se acabó el romanticismo.
Horrach, te mando un saludo, voy a dejar de entrar al blog, a éste y a todos, por una temporada. Voy a estar con un trabajo y no puedo distraerme, necesito mucha concentración porque si no me dejo ir totalmente. Gracias y saludos a todos.
Y otro componente importante: la indiferencia. Se vuelca la agresividad hacia adentro y hacia afuera no queda nada, la indiferencia.
No pretendía entrar yo en los motivos quellevan a alguien a matarse. Pero, ya puestos, tal vez mucha gente lo haga, más que nada, para poner fin a un dolor insoportable que no quieren seguir sobrellevando. Me parece que puede ser ése el motivo en una importante cantidad de casos. En ese caso matarse me parece una opción defendible.
Lo que dice Arcadi sobre la prevención del suicidio creo que debe tener que ver con el elevado número de muertes que por suicidio se llevan a cabo. Fíjese que muertes más minoritarias en número, como las de la violencia doméstica o el terrorismo, llaman más la atención. Pero, mientras que de lo primero deben morir unas 60 o 70 personas en España, y de lo segundo menos de 10, se suicidan nada menos que unos 4.000 individuos. Casi nada. Más también que muertos en accidentes de tráfico. Prevenir no sé, pero algo de atención a este tema deberíamos poner, ¿no cree?
Vaya, hombre, una pena que se vea obligado a abandonar el subsuelo. Poca gente que escribe y, por unos motivos u otros, van dejandod e hacerlo. Qué le vamos a hacer, que por algo esto es un subsuelo y, como tal, poco dado a acoger multitudes. Suerte y ánimos con ese trabajo, y espero que hasta pronto.
saludos
Pues sí, los números mandan. Sí, algo de atención habría que poner y para remediar hay que saber. Lo mismo con la violencia de género, aunque sea minoritaria (de momento no parece que le encuentren el enfoque correcto en tratamiento, dicen que no llega al 10% los maltratadores que se curan, me parece que sería hora de probar algo nuevo). Por cierto, me pregunto cuál será la tasa de recuperación por terapia (y según tipos de terapia) de la depresión, pienso que debe ser algo más alta aunque no sé por dónde anda. Lo del sufrimiento es muy cierto y también lo encuentro comprensible pero no arregla ni evita nada, hay que ir más atrás. Supongo que mi postura final es bastante ¿mecanicista? realmente creo que falla algo en el conjunto físico del ser. He conocido también a algunas personas que lo intentaron y una que lo hizo, todos pensamos en ello alguna vez durante la vida. Bueno, no me enrollo más. Ya sabes, recomendación deporte, aplaca la agresividad y sube las endorfinas que da miedo. Y el cabreo, eso sí, contenido, pa´fuera. Chao Horrach, hasta pronto, a ver.
"Poner fin a un dolor insoportable" Ése es un buen ejemplo de "no más". Pero no sugería que esa opción más o no más fuera la que suele tener el suicida en mente; sino que es la opción real que se le plantea, sea o no consciente de ella. Pienso, como ejemplo de autoengaño, en los suicidios (que creo que son bastantes) que suponen un ajuste de cuentas con el mundo, un 'ahora veréis de qué soy capaz' en el que, en efecto, los que quedan verán (o no), pero el que se fue ya no estará para disfrutar (como fantaseaba) de su venganza.
Artqwin, no quisiera ponerme campanudo pero creo que lo que 'falla' en el ser es algo general, algo propio del ser del hombre, que vive en la escisión de sí mismo. La búsqueda frenética de identidades (comunitarias y personales) es una muestra de esa escisión que se quiere soldar a toda costa. Como solía decir Castotiadis, el hombre vive en un abismo psíquico insondable.
Alejandro, disculpas, había interpretado mal tu comnetraio anterior. Entendí el 'no más' en clave escatológica. En cuanto a este último comentario, me gustaría que se hicieran y, sobre todo, publicaran más estudios sobre este tema, en todos sus recovecos (motivaciones incluidas).
saludos
Parece ser que sí es cierto que hay muchísimos más suicidios de los que se publican en la prensa, mis fuentes policiales (o sea un amigo de un amigo que es poli) me lo confirman.
Lo de que los hombre atinen más a difuntarse coincido en que es cosa de la testosterona, uno tiene que ir con una dosis considerable de adrenalina en el cuerpo para que no le importe tirarse de un noveno piso o pegarse fuego a lo bonzo, el dolor psíquico y las drogas naturales fisiológicas deben hacer que el dolor no importe.
Habría que ver si los hombres se suicidan en un arranque de ira y sin planificación, y las mujeres en cambio precisamente se dedican a planificar tanto que de alguna forma dejan esa puerta abierta.
También lo puede explicar, y hablo generalizando, que los hombres hablan menos de sus conflictos internos y quizás por eso explotan, las mujeres tienen más confidentes y van soltando presión (digo van porque soy la excepción que confirma la regla).
Las formas de morir y matar femeninas y masculinas ya se sabe que son diferentes, también supongo influye el dato estético y de coquetería, pegarse un tiro o lanzarse al vacío lo deben dejar a un@ echo una piltrafilla y a ver cómo te muestran el el velatorio.
Eso sí que lo considero una razón muy importante, una tiene que estar presentable en esos casos.
Horrach, ya lo último, que si no, no me voy. Lo que te decía, los números mandan, cierto, hay que pensar en ello, también cierto pero la verdad, me quedo igual con lo de la comparación, pensándolo bien. Quiero decir que lo mismo podía comparar con la atención que se presta a los niños o a las ayudas para contratar discapacitados y no necesariamente con la mujer maltratada, no específicamente, digo yo. Una relación que sí es lógica entre suicidio y maltrato es ésta:
http://www.20minutos.es/noticia/149136/0/
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article749
Los datos que aportan son tremendamente diferentes !? esa es otra cuestión que habría que mirar, de dónde salen las estadísticas y si son fiables.
Y otro tema tabú y cuyos números también deberían concienciarnos un poco:
http://www.helpandhealing.org/Spanish-Statistics.htm
Tampoco sé la validez de estos datos.
De todas formas a mí me parece que no se trata de una competición, y menos de victimismo. Simplemente existen problemas y estaría bien poder atender y solucionarlos todos pero en fin, que así son las cosas, también en esto hay modas. Reconozco que a veces lo del maltrato se hace pesado, todo el tiempo con la misma cantinela. Pero sigo pensando que la mujer arrastra un problema de discriminación y quizás prestarle un poco de atención aunque no llegue a compensar es un buen inicio para su problema propio; independientemente de que haya otros que también haya que atender. Un saludo, ahora le echaré un vistazo a ese rugby y luego, a currar.
Buenas noches, Sonja, binevenida al subsuelo. Pues mire, no había pensado lo de la estética a la hora de matarse, pero tal vez en algunos casos no sea desencaminado. Tal vez alguna mujer quiera que su aspecto no ande muy magullado tras su suicidio y por eso prefiera las pastillas, jajajaja (en un caso algo cercano, la dueña de un bar de Establiments, cerca de Palma, al que suelo ir con mi novia, se suicidó el pasado junio ingiriendo salfumán).
Artqwin, me alegro de que todavía siga por aquí. ¿Los datos que se dan son fiables? Hombre, yo pondría más en duda los supuestos datos que ofrecen asociaciones interesadas, como las feministas de los dos links, que de instituciones oficiales como el Instituto Nacional de Estadística.
Sobre la cuestión del maltrato, ya he hablado en el blog: hay que poner medios para atajar estos casos, claro, pero lo que no puede ser es que se criminalice en potencia a todos los hombres (actuales) por una discriminación que se efectuó en el pasado. La famosa ley del maltrato es un bodrio (anti)constitucional.
saludos a ambos (ahh, Artqwin, espero que le guste el rugby)
Me deja usted de piedra Sr. Horrach, al parecer es un ensayista del suicidio y no se le había ocurrido el factor estético?
Una muerte patética puede dar al traste con toda una vida de compostura.
A mi hace poco me contaron de un chico que murió al atragantarse con un gelocatil...¿es eso de recibo?
Sr. Artqwin no es raro que las mujeres maltratadas opten por el suicidio pero sin embargo sigue vigente la primera exposición de que más bien lo intentan.
A mi lo que me extraña es que lo que intenten no sea meterle un balazo al desgraciado que las zumba, y eso me hace pensar que padecen un trastorno en su personalidad que debería ser tratado, una ausencia de agresividad antinatural y perniciosa para la básica supervivencia humana.
Pero eso no parece ser considerado, se dice que tal situación deviene a raíz del maltrado, yo creo que es anterior.
El maltrato es de dos y es un círculo de retroalimentación, se juntan el hambre y las ganas de comer.
La mujer que consiente y perdona al hombre que la maltrata no advierte que no le está haciendo ningún favor, le está convirtiendo en un monstruo de su propia ira y eso recaerá sobre ella más adelante.
Hay peligro de que el hombre se sienta demonizado y por lo que veo leyéndoles a ustedes eso sucede.
Y si a uno le hacen creer que es malo, lo será.
Eso sería injusto, el hombre, tal y como estaban montadas las cosas hasta hace verdaderamente poquísimo tiempo, era aquel que tenía que levantarse una buena mañana, encomendar su alma al dios que fuese, y liarse a espadazo limpio en salvaje carnicería para defender a su mujer e hijos, el precio de no ser el más destructivo suponía que los suyos serían vejados y aniquilados.
Lo que quiero decir es que los hombres son genéticamente más agresivos y eso es lógico, por eso tantos se arrean, desgañitan y sulfuran con el fútbol, es una especie de sustitutivo de la refriega bélica. Pero esa agresividad puede canalizarse y emplearse a favor y no en contra de la propia familia digo yo.
Por eso una de las cosas que más me intriga en esta vida es porqué siempre leo noticias de ese tipo y nunca otras como "padre de niña violada lanza por un quinto piso a violador" o "marido de mujer violada estrangula a violador" o "hermano de mujer maltratada le corta los cataplines al marido" etc...
Cuidado no estoy haciendo apología de la violencia, solo que me resulta incomprensible porqué esta solo parece canalizarse en un sentido, según los medios claro.
A lo mejor pasa y no lo leemos.
Perdonen que me haya extendido tanto, es que es un tema al que he dado vueltas numerosas veces.
Es que lo del factor estético me parece, si acaso, decisivo para otra cosa, como por ejemplo ver por qué algunos individuos (mujeres, mayormente) no quieren suicidarse. Si una de verdad quiere matarse, pero está más preocupado por el elemento estético del cadáver, me parece que en realidad pocas ganas tiene de autoliquidarse.
De acuerdo con su posición sobre el maltrato. No hace falta recurrir al amigo Hegel para saber que en una situación de este tipo, de violencia mantenida durante mucho tiempo, el verdugo necesita de la inestimable colaboración de la víctima. Esto me apasiona y me inquieta mucho: mujeres maltratadas durante años que no denuncian o retiran la denuncia al poco de presentarla, y por otro lado mujeres que sí denuncian pero que no han sido nunca agredidas (denuncias planteadas, en general, para facilitar su posición en procesos de divorcio).
Sobre la violencia del hombre, tampoco le diré que no: es cierto que evolutivamente el hombre ha necesito desplegar, día a día, caudales amplios de agresividad para defender su terruño y a su familia. Hoy en día esas agresividades generalmente no son necesarias, por eso se hace necesario una válvula que permita dar salida a toda esa violencia potencial. Los deportes aquí tienen un sentido muy claro, porque es curioso que cuando más se han desarrollado estos es en momentos históricos de mayor estabilidad y falta de conflictos bélicos serios.
saludos
Más cosas sobre el suicidio, en este caso en el nuevo 'Factual' de Arcadi precisamente, aunque el texto en cuestión corresponde a Braulio García:
http://factual.es/cronicas/ultima-carta/
Miércoles 2 de Diciembre de 2009
Contra el tabú
El suicidio es un problema de salud pública que casi siempre queda en casa. Los 3.263 personas que se mataron en España en 2007, bastantes más que los muertos por accidente de tráfico, apenas si han merecido atención en la prensa. Los medios acuden al efecto contagio que producen ese tipo de noticias entre los potencialmente suicidas para justificar su desatención. Tampoco ha habido declaraciones políticas al respecto. Un reportaje de Lea del Pozo, en Público, resumía hace un mes el paisaje que nos devuelve ese doble silencio: “España carece de planes de prevención contra los suicidios“.
Hasta este año mismo, carecía también de un protocolo acorde con las normas internacionales para contarlos. Antes, los datos se recogían sólo a partir de los suicidios que pasaban por los juzgados, porque la muerte levantaba además alguna sospecha. Ahora, se registran a partir de los certificados de defunción, y con la información de los hospitales. Por eso, la diferencia entre los datos conocidos este año, que corresponden a 2007 y los del año anterior es tan abultada: en 2006 se contabilizaron sólo 1.806 suicidas.
“Es un tabú, del que no se sabe nada”, me contaba no hace mucho Enrique Baca, investigador en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), refiriéndose al debate público. La comparación con los accidentes de tráfico. “El esfuerzo que se hace para prevenir uno u otro no tiene nada que ver”, añadía. “La relación entre su importancia y el dinero que se le dedica es paradójica: en cualquier país occidental el suicicio es una de las 10 primeras causas de muerte -en España, para algunos tramos de edad, está entre los dos primeros-, y en todos ellos está entre los últimos en cuanto a inversión”. Los recursos de la investigación científica son igualmente pobres. Lo que no quiere decir que no nos acabe saliendo caro, “si se tienen en cuenta también los intentos, entre 15 y 20 por cada uno consumado, y los gastos sanitarios en atención que se derivan”, explica Baca, que también es jefe de sección en el hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Desde todos los puntos de vista que lo merezcan: historias personales, políticas y expertos científicos, sobre todo, estas crónicas se proponen convertir en noticia ese tabú.
Más cosas sobre el suicidio, en este caso en el nuevo 'Factual' de Arcadi precisamente, aunque el texto en cuestión corresponde a Braulio García:
http://factual.es/cronicas/ultima-carta/
Miércoles 2 de Diciembre de 2009
Contra el tabú
El suicidio es un problema de salud pública que casi siempre queda en casa. Los 3.263 personas que se mataron en España en 2007, bastantes más que los muertos por accidente de tráfico, apenas si han merecido atención en la prensa. Los medios acuden al efecto contagio que producen ese tipo de noticias entre los potencialmente suicidas para justificar su desatención. Tampoco ha habido declaraciones políticas al respecto. Un reportaje de Lea del Pozo, en Público, resumía hace un mes el paisaje que nos devuelve ese doble silencio: “España carece de planes de prevención contra los suicidios“.
Hasta este año mismo, carecía también de un protocolo acorde con las normas internacionales para contarlos. Antes, los datos se recogían sólo a partir de los suicidios que pasaban por los juzgados, porque la muerte levantaba además alguna sospecha. Ahora, se registran a partir de los certificados de defunción, y con la información de los hospitales. Por eso, la diferencia entre los datos conocidos este año, que corresponden a 2007 y los del año anterior es tan abultada: en 2006 se contabilizaron sólo 1.806 suicidas.
“Es un tabú, del que no se sabe nada”, me contaba no hace mucho Enrique Baca, investigador en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), refiriéndose al debate público. La comparación con los accidentes de tráfico. “El esfuerzo que se hace para prevenir uno u otro no tiene nada que ver”, añadía. “La relación entre su importancia y el dinero que se le dedica es paradójica: en cualquier país occidental el suicicio es una de las 10 primeras causas de muerte -en España, para algunos tramos de edad, está entre los dos primeros-, y en todos ellos está entre los últimos en cuanto a inversión”. Los recursos de la investigación científica son igualmente pobres. Lo que no quiere decir que no nos acabe saliendo caro, “si se tienen en cuenta también los intentos, entre 15 y 20 por cada uno consumado, y los gastos sanitarios en atención que se derivan”, explica Baca, que también es jefe de sección en el hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Desde todos los puntos de vista que lo merezcan: historias personales, políticas y expertos científicos, sobre todo, estas crónicas se proponen convertir en noticia ese tabú.
El otro día en "redes" hablaban del suicidio, ya que veo que le interesa tanto le pongo el enlace:
http://www.redesparalaciencia.com/
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/20/andalucia/1261308869.html
El profesor Carlos Janín (Pamplona, 1944), autor de 'Diccionario del suicidio' (Laetoli), establecido en Granada desde que se jubiló, ha asegurado que tras recoger datos de suicidas célebres y de tipos de suicidio durante varios años ha de concluir: "Nadie sabe nada del suicidio".
Los retratos de Marilyn Monroe, Reinaldo Arenas, Cesare Pavese, Virginia Woolf, Frida Kahlo, Walter Benjamin, Sylvia Plath, Van Gogh y Kurt Cobain son algunos de los que ilustran la portada del diccionario de este catedrático de Literatura Española y de Traducción de la Universidad de Lyon (Francia).
Janín dijo haberse aproximado al tema "por la enorme cantidad de suicidios que se producen y, sobre todo, por tanta gente célebre que ha terminado suicidándose", mientras que con el mismo humor negro de algunas de sus páginas afirma que no ha sido "ni por afición, ni por tendencia".
El hecho de que artistas, pensadores y poetas se suiciden con más frecuencia puede deberse "a su mayor introspección, al estar sometidos a un perpetuo examen de conciencia, por estar tan atentos a sí mismos", según Janín, quien también señaló suicidios de matiz exhibicionista o "para llamar la atención".
"Hay gente que se suicida contra la gente, para causar espanto, o para dar un susto póstumo", sobre todo si el destinatario del susto es quien debe descubrir el cadáver del suicida, lo cual también puede ser un modo de venganza, según Janín.
Métodos extraños de suicidarse
Como método de suicidio extraño, este diccionario ha consignado alguno que se ha producido entrando mar a dentro a lomos de un caballo, "de ahí la antigua creencia de que el caballo es el único animal capaz de suicidarse, por fidelidad a su jinete; y lo que recuerda a la Brunilda de Wagner, que a caballo se lanza a la pira, algo fenomenal", apuntó Janín.
El poeta griego Periclis Yannopoulos, para llamar a la conciencia de su pueblo, en 1910, se lanzó mar adentro a lomos de caballo, pero consciente de lo buen nadador que era no olvidó su revólver, con el que se disparó antes de que las olas lo cubrieran por completo.
El compositor romántico Schumann fue rescatado de las aguas del Rin por unos pescadores minutos después de que se lanzara al río para matarse, algo que también le sucedió al escritor y diplomático granadino Ángel Ganivet, precursor de la Generación del 98.
Pero, a diferencia de Schumann, Ganivet se arrojó al frío río Duina (Lituania) y tras ser rescatado por pasajeros de su barco, burló su vigilancia y volvió a tirarse, en lo que Janín consideró un ejemplo de contumacia suicida.
Horca, veneno y armas
La horca, el veneno y las armas, quizás por este orden, hayan sido los métodos más frecuentes a lo largo de la historia, si bien Janín destacó que en la actualidad el recurso habitual son los barbitúricos, menos crueles que el haraquiri, uno de los métodos más dolorosos que ha consignado, junto a los que muestran otros grabados antiguos, como un suicida que se crucifica a sí mismo.
El haraquiri o sus variantes son muy antiguas y propias de guerreros, como, según recuerda Janín, demuestra el griego Zenón, quien tras abrirse el vientre y ser auxiliado enseguida y cosido con los precarios remedios de la época, se volvió a abrir el vientre con sus propias manos en cuanto lo dejaron solo.
"En la Biblia hay varios patriarcas que se suicidan de forma espantosa", añadió Janín para recordar la legislación contra los suicidas, vigente hasta el siglo XIX, que en algunos casos establecía mutilar los cadáveres de los suicidas, cortando la mano con la que se habían dado muerte o decapitar sus cadáveres.
"La sociedad teme al suicidio y al suicida, porque se trata de un acto de libertad extrema al alcance de cualquiera", señaló Janín para asegurar que los locos son una minoría entre los suicidas célebres, ya que "se necesita mucha energía, decisión y una gran voluntad" para llevar a cabo el suicidio.
CULTURA | Novedad editorial
Carlos Janín recoge en 'Diccionario del suicidio' a los suicidas más célebres
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hombres/suicidan/mujeres/intentan/elpepusoc/20101018elpepisoc_1/Tes
Publicar un comentario