domingo, 1 de julio de 2007

MATRIMONIO


“Un soldado en la frontera ¿debe casarse? En la frontera del espíritu, ¿puede casarse cuando lucha noche y día como avanzada no contra los tártaros o los escitas, sino contra el orden salvaje de una melancolía esencial? ¿Puede casarse en esa avanzada? Aunque no combata día y noche y goce de treguas bastante largas, nunca se sabe cuándo comenzará la guerra porque no puede verse un armisticio en esta calma”.

Sören Kierkegaard

34 comentarios:

El Pez Martillo dijo...

Estimado Horrach, no sabe cuán de acuerdo estoy. Aunque por otro lado le citaría a Nietzsche, que afirmaba que debía encontrar una mujer que le aliviara de tareas y esfuerzos para poderse dedicar más a fondo en los trabajos del espíritu (ya sabe, las cosas del ocio y todo eso).

Jarttita. dijo...

Lo curioso es, que aunque estemos educadas en el matrimonio ideal....hay mujeres ( vale, yo) a las que siempre nos gustan este tipo de hombres. De hecho, yo creo que sólo podría estar con uno así.

Johannes A. von Horrach dijo...

Caray, qué rapidez de respuesta, jjejeje.

Camarada Pez, a Kierkegaard le sucedía lo mismo que al gran Kafka, cuyo pacto no escrito con lo intangible le impedía ceder a los compromisos sociales. Aunque todo eso lo vivía de forma algo escindida, ya que por una parte, como sapiens y como macho, la tentación de buscar una pareja era muy fuerte, pero su compromiso citado lo inclinaba al ascetismo y a la soledad más absoluta. Así, mientras que por un lado Kafka despreciaba la compañía femenina (veía el sexo, igual que Pessoa, como una especie de "magia negra"; también decía que el carácter de las mujeres es "nivelador"), por otro tenía claro que sólo con pareja se podía aspirar a cierta plenitud ("un hombre soltero no es un ser humano").

José Coronado dijo hace poco que una mujer de medidas perfectas y sordomuda sería lo ideal. Nietzsche seguro que estaría de acuerdo :-)

Dear Jartt, a ti lo que te mola son las tensiones (o mejor dicho, las indecisiones), el querer una cosa y la contraria a la vez, como a Kierkegaard, que aunque fuera un solterón empedernido estaba obsesionado con la idea del matrimonio.

(por cierto, ¡cómo se parecía Kierkegaard al motero Dovizioso! Clavados)

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo dicho: clavaos

http://www.elperiodico.com/motos05/images/fotos/dovizioso_g.jpg

Anónimo dijo...

"...escribir es descender a profundidades,abrirse al máximo yá la vez,mantener la máxima claridad:luchar.Casarse,en cambio,representa aceptar el mundo,ser feliz,y por tanto renunciar a la lucha.Aquí se ve de nuevo cómo la deserción es una forma de combate"
(fragmento de Afinidades Vienesas en relación a Kafka)

Johannes A. von Horrach dijo...

Sensacionales y muy bien traídas las palabras de Josep Casals sobre Kafka (p. 309).

La ambivalencia de Kafka con respecto a la relación con las mujeres queda clara en esta misma página: para escribir con profundidad hay que alejarse de la mujer 'niveladora' pero al mismo tiempo la propia escritura es un descender a "profundidades femeninas", un ahondamiento en la dimensión elemental de lo ctónico. El principio de lo femenino, reconoce Kafka, está siempre implícito, se acepte o se rechace el matrimonio.

(por cierto, gran libro el de Casals)

Anónimo dijo...

citándote, "...como sapiens y como macho, la tentación de buscar una pareja era muy fuerte, pero su compromiso citado lo inclinaba al ascetismo y a la soledad más absoluta."
ahora, como sapiens y como hembra, se da también esa tentación a buscar pareja tan fuerte?

[no sé si sabe algo de eso]
saludos desde el ecuador

Johannes A. von Horrach dijo...

jajajaj, bien traído, anónima. Le interesa el otro punto de vista, el de demens y hembra. Pues decirle que hace tiempo que tengo claro que el matrimonio es más una institución feminista que machista, al menos estructuralmente. Es decir, que conviene más a la mujer, monógama biológicamente (por lo general), que al hombre, polígamo. Digamos que la mujer tendería a buscar pareja fija de forma biológica, mientras que la presión que sufre el hombre es cultural (la de tener una sola mujer, no la de follar).

saludos desde el Mediterráneo

Anónimo dijo...

No sea malo, Horrach. Nuestra amiga anónima ha dicho "como sapiens y como hembra", no "como demens y como hembra". No empiece a tender trampas para allanarse el camino.

¿No le produce ciertos reparos, aun dentro de su propia argumentación, tanto biologicismo incuestionado? Se podría decir lo mismo de la separación biologia/cultura. Venga, herr Doktor, "a las cosas mismas".

Johannes A. von Horrach dijo...

Camarada Andreu, creo que exagera usted, que estamos hablando de una institución cultural, como es el matrimonio, que no hablamos del Absoluto. Y servidor lo que ha hecho es especular sobre la función que puede cumplir para uno y para otro sexo (funciones debe tener, ya que se trata de un 'artefacto', de algo creado para satisfacer unos motivos concretos).

Sobre el 'biologicismo': es cierto que, mayoritariamente, los hombres somos más sexuales que las mujeres. Por tanto, creo que podemos tomar esto como dato para construir un intento de explicación de los motivos subyacentes del matrimonio. No se trata de dictaminar lo que es en sí el matrimonio (no puede hablarse de un en sí esencial en algo que es contingente), sino de especular sobre su funcionalidad.

Anónimo dijo...

No creo estar exagerando al señalar solamente que hay obviedades no tan obvias. El concepto de "función" o "funcionalidad" tampoco tiene por qué darse por obvio.

Sé que las presunciones se cometen con el mero hablar y afirmar. Simplemente indicaba esas presunciones.

Ahora bien, si lo que usted quiere es asentar presunciones (ya he dicho que es inevitable), ¿qué quiere decir que "el hombre es más sexual que la mujer" y cómo lo sabe?.

Cordiales, desenfadados y nada exagerados saludos (esta telecomunicación abre la puerta a demasiados malentendidos).

Johannes A. von Horrach dijo...

¿Que por qué es más sexual el hombre que la mujer? Pues muy fácil, por el mismo motivo por el cual el hombre es más agresivo que la mujer (y no me diga que esto tampoco es cierto): por la testosterona, muy superior en el hombre que en la mujer. Estamos hablando de cosas tangibles (este tema no es muy metafísico), no presunciones.

Anónimo dijo...

Vaya, ya hemos llegado a la segura y neutra objetividad, por no hablar de la relación clara y prístina entre lo sexual y lo violento (testosterona gratias).

Perdone entonces mis objeciones, yo no tenía claro lo de la tangibilidad -tan, tan alejada de la metafísica y, por supuesto, mucho más cercana a nosotros. Ahora creo saber de qué suelo parte usted.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Espero que no se me haya enfadado usted, camarada.

Creo que lleva usted hasta el extremo el 'relativismo' inherente a la metafísica. Tengo claro el fondo nihilista de lo metafísico, esa imposibilidad de asegurar algo al nivel de lo esencial. Pero es que esta entrada no va por ahí, sino que se toca más con ámbitos menos relativos y más 'objetivizables'. Y sí, creo en la 'objetividad', al menos en cierta objetividad, pero no a nivel metafísico. Creo que en un ámbito mensurable como es el biológico-hormonal pueden afirmarse cosas de forma más o menos objetiva, pues sus criterios de verdad son más controlables (no podemos decir que el hombre sea mejor o peor que la mujer, pero sí que tiene más 'lateralizado' el cerebro y más hormonas masculinas). Como también puede decirse, en otro ámbito pero también empírico, que Batasuna (ya sea como ANV o PCTV) es un partido totalitario o que el Madrid ha ganado la Liga. Esto sólo podría discutirse desde la ceguera o el delirio.
Resumiendo: ni estoy de parte de los que pretenden que de todo puede hablarse objetivamente ni tampoco de los que pretenden que de nada puede hablarse con algún grado de objetividad y que todo es relativizable. Depende del ámbito, del contexto, de lo que se pretenda decir sobre algo.

saludos

Anónimo dijo...

Ante todo, no me he enfadado. A veces llevo el sarcasmo demasiado lejos, supongo.

Como usted mismo dice, "cree" en la objetividad. Pues bien, yo "creo" que, aunque el plano de la objetividad (o el de la subjetividad/objetividad) es aquel en el que nos movemos en la actualidad de manera necesaria al hablar de manera general, eso no quita que dicho plano sea problematizable. Y no para caer, como parece acusarme de ello, en el relativismo (viniendo a decir que, si no hay objetividad, todo es subjetivo), sino precisamente para dar lugar a una posible tarea filosófica (llámese "pensar", al modo heideggeriano, o "círculo hermenéutico", como creo que decía Schleiermacher) que no es la única ni la más excelsa, pero sí es reclamable.

Sobre lo concreto de la biología, podemos aceptar que ésta forma parte del ámbito "objetivo", como lo constituye el pensamiento científico en general. Pero, ¿acaso este pensamiento no participa de una familiaridad con un determinado momento histórico, el nuestro, familiaridad que es discutible respecto a otro tiempo? Si esto es así, lo mismo ocurre con la biología.

Usted basa su argumentación en "datos" (lateralización, sistema hormonal...), como si estos fueran algo externo a toda intervención interpretativa y ajenos a cualquier intromisión cultural. No digo que usted piense esto, pero parece que es sobre lo que se sostiene su argumentación. Yo negaría tal intromisión, pero porque la separación entre los ámbitos que se entrometen mutuamente es posterior (en un sentido no temporal, si es posible decir algo así) a lo que acontece. Cuando se afirma que algo es una propiedad de lo masculino, o que lo masculino es la propiedad de algo, puede preguntarse de donde surge "lo masculino", lo otro "algo" y la "propiedad". Y, medio en broma, la afirmación de que "el hombre posee más hormonas masculinas" es muy interesante a este respecto. Como es sabido, el ser humano posee más humanidad que cualquier otra especie.

No se trata, en mi opinión, de salir a la búsqueda de un punto de vista externo y extratemporal que nos permita elaborar un mapa del tiempo en el que identificar lo familiar de cada época y recuperarlo a nuestro antojo. Aun así, lo que cuestiono es la posibilidad de determinar una supuesta naturaleza (ya sea de lo femenino, lo masculino o cualquier otra categoría que, en sí, puede ser también problematizable) en base a unos conocimientos que tienen su sentido en una familiaridad epocal. Como usted indica, no sé si en el mismo sentido, es problemático hacer de lo contingente algo necesario.

Se dirá que aquí no se quiere ir tan lejos, que sólo se está ensayando una interpretación que asume unos límites concretos (los de la objetividad, los de los datos, los de la causalidad, los de la ciencia... los del matrimonio como institución, que tiene poco que ver con cada matrimonio determinado). Yo sólo pretendía discutir esa interpretación y, quizá, he rebasado los límites de la misma ilícitamente. Pido disculpas por ello, por la parrafada y por los cerros de Úbeda.

Sin ánimo de crear polémica: seguro que los estatutos de Batasuna están llenos de argumentos "empíricos" para justificar su existencia y sus acciones. La cuestión es, no sólo en este conflicto, si se trata de ver qué empiria se impone a la otra, o más bien de minar la referencia a lo empírico. Quizá yo sea un desgarbado en filosofía, pero algo de "voluntad de ocaso" no estaría de más.

Un cordial saludo.

Johannes A. von Horrach dijo...

No, amigo Andreu. No depende del sentir de una época cosas tales como la mayor proporción de testosterona en los hombres. Ni tampoco tiene que ver con 'intervenciones interpretativas'. No tiene nada de 'metafísico' en el sentido que le daba Heidegger. Como no depende del sentir de nuestra época o de otras que todo ser humano tiene dos piernas y una nariz; decir que cosas tan empíricas dependen del punto de vista que lo deduce o interpreta es legimitmar que cualquier chalado pudiera afirmar que los hombres tiene 4 piernas y 3 cabezas. Estas cuestiones no son en absoluto problematizables más que para aquel que quiera negarlas. Sí es problematizable lo que se hace con estos datos, y aunque servidor pueda parecer que esencializa 'lo masculino' y 'lo femenino', sólo exagero un poco la cuestión, ya sabe, por aquello de la polémica. Pero no, no todo depende del punto de vista del observador.

Volviendo a lo del matrimonio, sigo afirmando lo mismo: si a alguien ha beneficiado, históricamente, es a las mujeres. Hoy en día, con el cambio de roles sociales (sociales, no biológicos) operado en el mundo femenino, la cosa ya no estaría tan clara.
Ahora bien, si el matrimonio ha beneficiado a las mujeres, qué decir del final del matrimonio, con nuestras leyes sobre divorcios abiertamente hostiles a los cónyuges masculinos.

Sobre Batasuna: la ideología de todo partido sí peinso que puede ser relativizable, porque suponen un intento de interpretación sistemática de lo real. Ahora bien, aún así hay aspectos ideológicos de Batasuna, como es la exclusión de los no-nacionalistas y el colectivismo forzoso que los convierten en un ente político similar al de la Unión Soviética, es decir, escasamente democrático. Luego, por otra parte pero en consecuencia con esta citada ideología, tenemos los hechos, y esos hechos (apoyo a una banda terrorista) tampoco puede discutirse ni problematizable. Por tanto, aunque Batasuna no tiene porqué ser el Mal (algunas cosas de su estatutos no tienen porqué estar mal del todo), desde luego que NO puede afirmarse que es un partido democrático.

saludos

Anónimo dijo...

Bueno, estamos radicalmente en desacuerdo. Si, en lo que se refiere a la concepción del sistema neurobiológico (por poner un ejemplo), no se contemplan cambios "de época" (sociales, filosóficos, metafísicos, etc.), entonces la mitad de la producción filosófica del siglo XX (me refiero a la filosofía de la ciencia) se ocupa de problematizar lo improblematizable. Hanson, Kuhn, Quine, etc. pueden irse a la papelera. Por no hablar de otros más actuales como Hacking (que, precisamente, defiende una postura realista que puedo compartir). Y no me compare usted la existencia de las hormonas con la de las piernas o las manos. Es como decir que la existencia (la conceptualización) de los quarks o del ADN se demuestra de la misma manera en que se comprueba que una pedrada duele. Y tampoco comparto que se separe "la cosa" de "la función": la importancia de las hormonas en su argumentación viene, precisamente, de la función que les atribuye, no de que estén meramente "ahí". De todas maneras, si lo quiere así, mi preocupación es discutir su función, no su existencia.

Cabe preguntar también si los beneficios que históricamente ha reportado una institución a una parte son valorados por esa parte (es decir, esa parte que vivió esa situación histórica) o son contemplados desde los valores de otro tiempo.

Sobre lo último, yo no estaba apoyando a Batasuna, ni mucho menos. Señalaba que, si bien un cierto tipo de relativismo, como usted ha señalado en otras ocasiones, acaba en el darwinismo social, la confrontación de argumentos empíricos también puede desembocar en lo mismo.

Siento que tenga que ser usted el que me diga que existen cosas que no son "en absoluto" problematizables (no creo que nosotros estuviéramos estudiando lo que estudiamos si eso se hubiera mantenido siempre). Otra cosa es que queramos defender unas convicciones que, creo, ambos compartimos.

Para la participación que está teniendo el debate, quizá podamos discutir con más calma cara a cara, porque esto parece un "bis a bis". De todas formas, no cierro la puerta a sus certeras críticas.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Otra cosa que no he podido decir antes. Si todo esto no tiene que ver con Heidegger (aunque es una cuestión interpretativa), ¿por qué le interesó tanto la cuestión de la verdad (y, en concreto, la verdad como conformidad, como "adequatio rei et intellectus")?

Johannes A. von Horrach dijo...

Esto se ha convertido en un diálogo de besugos. Si no nos entendemos, creo que es porque o no me sé expresar o no entiende usted lo que he dicho. Haré un último intento para aclarar mi postura.

Heidegger: confundes lo que es una verdad sensible (empírica) con una verdad inteligible. Sobre esa diferencia baso lo que intento explicarte. Si me interesa lo que dices de Heidegger es en el segundo de sus aspectos, el de la verdad inteligible, porque es la más problemática, la que tiene el nihilismo metido dentro, hasta el tuétano. La otra me interese menos y, en sus casos más diáfanos (el ejemplo del bipedismo) es que ni llega a problema filosófico. Ahora, si alguien pretende entrenerse problematizando este tipo de cosas, no seré yo quien se lo impida.
La 'verdad como conformidad' se da en la línea que yo te decía, en la medida en la que se construye un sentido (ideológico, religioso, filosófico) y que ese sentido se da como el único posible, tratando de imponerse por la fuerza y de forma dogmática. Esas creencias son lo que me interesa problematizar y poner en cuestión (y a eso es a lo que Heidegger se refiere, al menos en los textos que más me interesan de él). Ahora bien, lo otro, lo del bipedismo o lo de la testosterona, es una verdad que no depende de consensos para ser cierta; por tanto, no implica creencia alguna, es algo demostrado y que si hay consenso en que es así no es más que porque nuestros sentidos todavía tocan un poco con los pies en el suelo. No es el mismo tipo de consenso el de las creencias y el de los hechos, llevo todo el día intentando explicar esto. Y si me quieres decir que la filosofía de la ciencia, Quine o su primo (el de Quine) el de los helados no ven claro que la testosterona determina en gran medida la agresividad masculina es que no me entero de nada y debo retirarme rápidamente de este selecto y exquisito mundo de la filosofía. Debe ser que soy un antiguo y que no capto determinadas sutilezas.

Insisto: hay cosas no problematizables, en el sentido de que son indiscutibles. No son sagradas (porque lo sagrado implica el mundo inteligible, un cierre forzado para generar sentido y arraigo; las verdades sensibles son otra cosa, aunque a veces se las meta, o se las haya metido, en el otro terreno). Ejemplos: que el Holocausto se cometió y que el III Reich asesinó a millones de judíos no es problematizable (en el sentido de dudable); es un hecho demostrado, no una creencia que dependa del punto de vista adoptado por el personal. Se podrá establecer un consenso sobre la conveniencia de negar el Holocausto (se hace en Irán y en otros sitios), pero eso no implicará que haya dejado de ser lo que fue. Otra cosa muy distinta, como he dicho antes (y creo que varias veces), es lo que se haga con estos datos, la propuesta de sentido que se pretende construir con estos mimbres. Eso es otra cosa, y creo que tus críticas van más por aquí. Pero no te me pongas estupendo negando que hay cosas no problematizables.

Lo del matrimonio: tengo claro que lo que he dicho sobre el mismo SÍ es algo que ni mucho menos es cierto al 100 %. Estoy teorizando, tratando de aportar alguna hipótesis para entender esta institución cultural. Y no sé si las mujeres son conscientes o no de que salen (o pueden hacerlo) beneficiadas con el mismo; lo que yo sí tengo claro es que a mí, Juan Antonio Horrach Miralles, me perjudica esta institución, y por tanto no pienso ser uno de sus socios.

ahhh, por cierto, yo no te he acusado de ser probatasuno (como te conozco, sé que no lo eres). Aquí, o tampoco me he expresado bien o has leído lo que no estaba en el texto.

Todavía no entiendo porqué y cómo nos hemos enzarzado en este diálogo de besugos (serán los calores, tal vez), pero por mi parte no tengo más que decir al respecto.

saludos

Johannes A. von Horrach dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Johannes A. von Horrach dijo...

Un último matiz: en una dinámica 'metafísica' (Heidegger dixit), lo sensible y lo inteligible van de la mano, no separándose una cosa de la otra. Por ejemplo: cuando en determinadas culturas se interpreta que una tormenta tiene unas causas sobrenaturales, que la ha provocado un dios para castigar a los humanos, en lugar de analizar racionalmente la génesis y estructura de estos fenómenos meteorológicos. Todo formas parte de la misma necesidad de sentido totalizador.

En cambio, en una dinámica post-metafísica (post-kantiana, si prefiere), lo sensible es una cosa y lo inteligible otra muy distinta. Los hechos son hechos y las opiniones son opiniones.

Anónimo dijo...

Si se dice, tal elemento (testosterona) es fuente de tal propiedad (agresividad) en tal género (el masculino), algo habrá que haga posible hablar del elemento, de la propiedad y del género. Es decir, hay un ámbito, llámele metafísica, paradigma o como quiera, que permite hablar de ello. Me atrevería a decir que lo mismo ocurre con la diferencia entre la verdad sensible y la inteligible (por favor, no me diga que Heidegger no cuestiona como no-obvia la separación entre verdades sensibles e inteligibles porque entonces no sé de qué habla en gran parte de la "Carta sobre el humanismo" o en otros pasajes de "El nihilismo europeo" en el Nietzsche). Ahora resultará que hablar de verdades sensibles como base de certeza no tiene nada que ver con el platonismo y su metafísica (y, a mi entender, Heidegger se preocupa mucho de señalar que esta supuesta inversión del platonismo es su consecuencia "lógica" y, por lo tanto, está dentro de la metafísica). No estoy de acuerdo con usted en que la diferenciación entre lo sensible y lo inteligible sea post-metafísica.

En lo que respecta a la filosofía de la ciencia, recuerdo el título del famoso artículo de Quine: "Dos dogmas del empirismo". Estoy de acuerdo en que los datos no se pueden interpretar de cualquier manera, pero eso no quiere decir que sean unívocos. Lo del bipedismo es incuestionable, porque si aceptamos lo que son un pie y una pierna, los seres humanos andamos sobre nuestros dos pies. Pero la ciencia, lo que da sentido a que usted y yo digamos que la testosterona es una hormona masculina que regula la agresividad o el apetito sexual, no se limita a hacer afirmaciones del tipo del bipedismo. No se limita a decir "las piedras caen siguiendo una determinada trayectoria", sino que además dice por qué siguen esa y no otra. Y ese otorgar sentido no depende sólo de los datos, ni siquiera de la prueba. Aceptemos que existe la testosterona y regula la agresividad. El por qué y el cómo de esta afirmación no proviene directamente de los datos y esos datos, a la vez, tienen relación con otras afirmaciones no empíricas. Quine no negaría que la testosterona está relacionada con la agrasividad, pero diría que para afirmar tal cosa son necesarios otros muchos elementos no empíricos.

En el ejemplo del Holocausto estamos de acuerdo. Pero insisto en que el Holocausto no es el hecho de que millones de personas perdieran la vida en los campos de concentración, sino el sentido (la función) que se le de al hecho (afirmándolo o negándolo). Lo "real" no es el dato o, si lo es, la vida no es reducible a lo real.

En definitiva, decir que el matrimonio es una institución feminista debido, entre otras cosas, a que coarta la sexualidad masculina dista mucho de ser una afirmación empírica, en mi opinión. Y quizás debería haber empezado por ahí y nos hubiéramos ahorrado algo (si es que es preciso hacerlo).

No voy a seguir más, dado que para usted esto es de besugos y me empiezo a sentir incómodo en este medio. Y no me enfado. Eso es de matrimonios.

Un saludo.

Johannes A. von Horrach dijo...

Y dale. O sigo sin expresarme bien o no lees bien lo que he escrito.

Perfectamente sé que una verdad empírica no depende únicamente de una serie de datos a pelo, sino que se produce una elaboración. Pero, se haga o no se haga, los resultados de esa elaboración (testosterona = más agresividad) son incuestionables, se siga o no el mismo razonamiento (en la verdad empírica no sólo funciona lo empírico). Desde luego que en el proceso nos encontramos con muchos elementos no empíricos, pero el resultado de ese proceso es innegable, y por tanto, no problematizable.

Lo del Holocausto: NO. Hablas de 'funciones' que se le puedan dar al hecho; pues no, porque el hecho será el mismo, se le dé un sentido u otro. Esto es precisamente lo que discuto: que A puede ver el Holocausto de una manera y B de otra, pero el Holocausto será lo mismo independientemente de lo que diga uno u otro, del sentido de ambos.

Y aunque no es empírica, sigo manteniendo lo que dije sobre el matrimonio. Más todavía mantengo lo que dije sobre los divorcios, pero eso SÍ que es empírico.

Sobre Heidegger: estoy dispuesto a que me des unas cuantas clases sobre el autor cuando quieras. Creo que aprenderé mucho.

Johannes A. von Horrach dijo...

Seré sincero: reconozco que yo sí me he cabreado, pero ya se me ha pasado. Esto me pasa por tener en marcha el blog en verano; tal vez deba cerrarlo todos estos meses.

Enn cualquier caso, toda esta discusión demuestra que yo tengo razón: la testosterona genera agresividad (y el calor la multiplica).

El Pez Martillo dijo...

Vatualmón, vos heu tornat locos!

He estado atento desde el burladero a vuestro diálogo. Sólo diré un par de cosas. Estoy bastante de acuerdo con los dos. Me parece que estais hablando de cosas distintas, confundiendo planos, que diría nuestro querido rabino, y queréis poner al mismo nivel dos cosas no nivelables, hablando de ellas como si estuvieran a la misma altura.

Por otro lado, no habéis hablado de la idea de causalidad, básica para muchas de las cosas que estais diciendo. Eso sí que es problematizable, y ninguno de los dos la habéis cuestionado (lo cual indica que seguíais en un plano de "actitud natural" queriendo ir a otros niveles).

Respecto al matrimonio, si bien estoy de acuerdo en que la parte femenina sale beneficiada, yo no diría que es una institución creada popr mujeres. Yo diría más bien que es un pacto entre familias, en la que dos grupos humanos establecen una unión (en muchos casos hay auténtica negociación y pactos, con contraprestaciones y todo). Si no es así, no tiene ningún sentido la publicidad que se les da a los matrimonios (las ceremonias, que todo el poblado participe, que se invite a los vecinos..., para que se sepa qué familias están aliadas).

Horrach, no son los calores los que aumentan la testosterona, no al menos directamente. Son las ctónicas, que, para nuestro tormento, se despojan de tela y dejan entrever sus encantos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sí, se nos fue la olla ayer, ufff. Aprovecho para disculparme públicamente con Andreu por mi sarcasmo con las clases de Heidegger. No pienso eso, sólo fue un calentón.

Pez, sí, está estudiado eso de los matrimonios como pactos entre familias o clanes, y es interesante. Pero ya dejando de lado lo del matrimonio, ¿no le parece que los divorcios sí que favorecen inequívocamente al cónyuge femenino?

saludos

El Pez Martillo dijo...

Por supuesto que el divorcio favorece a la parte femenina del pacto. Se trata de una consecuencia paradójica del tan traído y llevado patriarcado (que considera a la mujer la parte débil y a proteger, y por lo tanto le blinda mucho más, haciendo que el cónyuge masculino mantenga las obligaciones matrimoniales más allá de la ruptura de los lazos). Aunque mucho de ello sea en parte por asegurar el bienestar de los hijos del matrimonio, en una sociedad donde la mujer presume de ser muy libre (esto sí que es problematizable y discutible) eso un poco absurdo (no en todos los casos, pero sí en muchos, que se convierten en auténticas batallas en las que la mujer, que se sabe favorecida por la ley, intenta putear al máximo a la otra parte).

Johannes A. von Horrach dijo...

Precisamente tenía pnesado escribir una entradita sobre el tema de cómo muchas mujeres se aprovechan de las leyes vigentes para destrozar a sus maridos. Por ejemplo, denunciándolos por maltrato psicológico sólo cuando ya se ha iniciado el proceso de divorcio, intentando así sacar tajada al 100 %. Conozco algún caso en este sentido y según los expertos parece que cada vez va a más. Es paradójica la cosa: en los casos donde de verdad sí hay maltrato del marido, o no se denuncia, o si se hace al final la denuncia se acaba retirando. En cambio, las denuncias cada vez van a más en casos donde no hay maltrato y lo que se dirime es el proceso de divorcio. Curioso.

Un ejemplo de cosas así lo tenemos en una noticia que ha aparecido estos días: se trata de como sobre todo las mujeres utilizan a sus hijos, lavándoles el cerebro para que odien a sus padres. Este tema se ha disparado tanto que ya se ha creado un nombre científico para referirse a él (ahora no lo recuerdo).

Anónimo dijo...

Yo también me disculpo públicamente por haber llevado el tema demasiado lejos y por los malentendidos.

¿Puede ser que el nombre al que te refieres sea "síndrome de alienación parental"?

Seguiremos en contacto.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡Eso es, 'síndrome de alienación parental'!, muchas gracias Andy.
Curioso que los medios no recogieran que son las madres las que en su inmensa mayoría llevan a cabo este tipo de casos. Bueno, curioso no, delatador si acaso.

Un cordial saludo, Andreu, me alegro de que se haya arreglado. Pero que eso no te corte para cuando creas oportuno llevarme la contraria, ¿ehh?, jajaja, que ya intentaré encajarlo de forma más tolerante (prometo que no morderé).

El Pez Martillo dijo...

Si al final acabaréis casándoos...

Jarttita. dijo...

No sé qué clase de mujeres conocen....pero si es así, mi más sentido pésame.:P.

31 comentarios???

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Jart. ¿El pésame es para nosotros o para ellas?

Sí que es raro que hayamos llegado a los 30 y pico comentarios. Creo que sólo al principio del blog llegamos a estas cotas (recuerdo una entrada, la de Hölderlin, con 60 y pico comentarios).

Anónimo dijo...

Un escritor argentino dijo "Usted que prefiere, escribir La Divina Comedia o echarle un polvo a Beatriz?

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