No sé si esto será música del subsuelo, pero al menos es música que yo escuchaba en una de mis peores etapas subsuelíticas, hace años. Imagino que atemperaba en cierta forma la oscuridad reinante en ese momento. A parte de eso, creo que la divina Françoise Hardy merece ocupar un puesto de honor en mi lista de hits musicales. Muchos ya no la recuerdan (eso si han llegado a conocerla, que mi generación a veces parece no tener pasado más allá del último lustro), pero no es el caso de este subsuelo, que al menos es agradecido con sus referencias e influencias.
Hay gente que se extraña de que me guste música tan oscura como la de Throbbing Gristle, Swans o Bauhaus, y a la vez otra más angelical como la de Roy Orbison o los Platters. No tengo explicación para ello, sólo que, como hombre del subsuelo que soy, la 'contradicción andante' de Travis Bickle no me es ajena. Muestras ya he ofrecido en este blog del primer tipo de música, pero en cambio no ha sucedido lo mismo con el segundo, y cositas tan delicadas como esta joya de la gran Françoise Hardy, cantante y mujer a la que adoré durante mucho tiempo, creo que son necesarias y rememorables. De la Hardy me fascinaba todo: su voz, su belleza, su seriedad, su porte despegado y elegante. He aquí una muestra de su estilo, en este maravilloso video de su descomunal La maison où j’ai grandi (AQUÍ otra versión de la misma pieza. Bueno, es la misma versión pero con diferentes imágenes). La pieza, que adaptaba Il ragazzo de la via Gluck de Adriano Celentano, comienza con una lírica exposición (guitarra-voz) a la que se van sumando elementos, en una arrebatadora progresión que finaliza con hermosa intensidad.
Otras canciones que la hicieran famosa pueden ser Va pas prendre un tambour, Voilà, Si c'est ça, Je veux qui’l revienne, Il est de choses, L'amitié, Jeanne (más reciente, con Air), Le temps de l'amour o la mítica Tout les garçons et les filles. Todas recordables, de una época musical (y vital) que particularmente aprecio bastante, con cantantes como Jacques Dutronc (que estuvo casado con la Hardy, qué envidia), el gran Serge Gainsbourg, la angelical France Gall, Gilbert Bécaud, Sylvie Vartan y muchos otros. De esa época, sobre todo vinculado a la Hardy, sólo quedan imitadores oportunistas (la más evidente y famosa, Carla Bruni), pero al menos tenemos imágenes y sonidos que nos ofrecen el objeto inspirador de dichos ejercicios miméticos. La única Françoise.
PD: Le temps des souvenir.