lunes, 24 de agosto de 2015

JEWISH CONNECTION


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Ha muerto el gran Daniel Rabinovich, uno de los componentes más conocidos de Les Luthiers. Era judío, como su compañero Marcos Mundstock, y la gracia que destilaban las apariciones conjuntas de los únicos que no componían y apenas tocaban instrumentos ofrecía la esencia más divertida e ingeniosa del humor hebreo.
Lo que sucede con los judíos, con humor y sin él, es pasmoso. Se les odia desde épocas bíblicas, sus éxodos ya nacen con Babilonia, y lo curioso es que, manteniéndose ese odio, va cambiando su cara a los largo de los siglos. Quiero decir que las excusas para perseguirlos se adaptan al sentir de cada época. Primero fue el “pueblo deicida”, luego que eran usureros y banqueros, después comunistas, etc. Ahora se les odia bajo la carátula del sionismo. Si bien es obvio que no son defendibles muchas acciones del Estado de Israel, la furia que les dirigen algunos es del todo irracional y enfermiza. A cuenta de esto ha recibido estos días Matisyahu, ese cantante norteamericano de reggae cuyo pecado es ser judío y no condenar a Israel. No parece que sus letras manifiesten beligerancias brutales como las de Soziedad Alkoholica, ejemplo que algunos han sacado a pasear para ponerlo equidistantemente a la altura del caso Matisyahu. Pero poco que ver, creo yo.
El problema de los organizadores del Rototom es que se acomodaron excesivamente en la bolsa amniótica de la moral española, tan encaprichada con los judíos, olvidando que en el resto de Occidente los parámetros son diferentes. Por eso, sólo rectificaron cuando el mundo quedó alucinado con el veto a un cantante tan poco batallador, sobre todo desde que cambió su look y estilo hacia el mainstream popero.
España es probablemente el país más judeófobo de Europa. No tuvimos judíos durante siglos porque ya se encargaron los católicos Padres Fundadores de expulsarlos, pero aún así los seguíamos maldiciendo: en la literatura, en prensa, en política. Muestra fehaciente de que, cuando uno está trastornado, si no tiene enemigo para sustentar su paranoia directamente se lo inventa y luego se dedica a cultivarlo como una planta. En Mallorca, qué les voy a contar, con nuestros chuetas, chivos expiatorios siempre a mano, sabemos bien de qué va el asunto.

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

Jo! la verdad es que ha sido ya la risa lo del Rototom... luego el festival petado de melenudos/as pies negros gritando paz, liberta o ¿igualdad?...

En fin.

¡¡Salud Compañero!!

Johannes A. von Horrach dijo...

Salud, compañera!

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