Skepsis es un término griego que viene a significar 'duda' o 'investigación', y de él procede la expresión 'escepticismo'. En su último libro titulado Pasión tranquila. Ensayo sobre la filosofía de Hume (ed. Antonio Machado Libros), Felipe Martínez Marzoa profundiza en este concepto desde un punto de vista puramente filosófico, vinculándolo a la cuestión del ser, es decir, a aquella búsqueda del fundamento de todo ente que, en su naturaleza no tematizable, escapa a toda pretensión de ser fijada totalmente:
"La palabra sképsis significa el acto o la actitud de mirar, observar, considerar. Tal actitud o acto comporta una distancia; no se puede 'ver' si se está lisa y llanamente dentro, si sin más se 'pertenece a'. A la vez, sin embargo, sólo se 've' aquello a lo que de alguna manera se pertenece. Parece seguirse de todo esto que el ver tiene en todo caso el carácter de una ruptura o suspensión; ruptura o suspensión de la familiaridad, del obvio habérselas-con. Ello admite una interpretación relativamente trivial cuando la distancia lo es con respecto a algún ámbito o juego determinado; el que reconozcamos las reglas del juego implica entonces, en efecto, que nuestro ser no se agota en ser jugadores de ese juego. Más grave es el que quizá pueda o incluso deba en algún caso tratarse del juego que siempre ya se está jugando, o sea, de eso que en el capítulo 1 hemos mencionado en los siguientes términos: no contenido alguno válido o no válido, sino el en qué consiste el que algo sea (o no sea) contenido válido, en qué consiste la validez, qué es ser válido o simplemente qué es ser".
4 comentarios:
Poner en duda constantemente todo: ese, a mi juicio, es el principio del conocimiento. Desterrar cualquier "creencia". Dudar, siempre dudar... No hay principios inamovibles: esencia y tragedia del ser humano pensante. La imposibilidad ontológica de los absolutos.
un abrazo
Estoy muy de acuerdo con lo que dices, Koolau, aunque adjudicando estas características más a la filosofía que al conocimiento en general. Poner en duda todas las creencias y poner sobre la mesa su imposibilidad para fijarse como conocimiento cierto e indudable.
abrazos
Yo pondría en duda que la duda sea el principio del conocimiento. Ya que para poder dudar o preguntar, hay que suponer con un antecedente que predisponga a la solución o respuesta de la pregunta. Si la duda es lo previo a todo conocer, ¿qué conocemos, desde cuándo conocemos, desde dónde conocemos, a dónde dirigimos a atención del pensar para pesar sobre qué? La duda presupone la respuesta en base al supuesto de lo previo como conocido, del que disponemos gracias a lo dado como realidad. No es posible dudar sin un previo conocer. Un puro elemento del pensar es un vacuo sinsentido del pensamiento como puro acto de conocimiento. O sea: pensamiento de nada, es decir: que no es pensamiento... Un saludo, me ha gustado mucho tu blog.
No parece que sea un requisito el 'conocer' previo para poder dudar, porque si ese conocer es el que nos dirige, después de la duda de lo afrontado, hacia una respuesta que ya conocíamos (de una o de otra forma), no habría verdadera duda. Lo previo más bien podría apuntar, antes que a un conocimiento o saber, a una intuición fundamental que, sin estar dirigido por certeza alguna, nos llevaría a poner en duda aquello que se nos ofrece. Pero no porque a eso querramos oponerle otra cosa definida. La duda, en este sentido, siempre es algo que escapa a configuraciones definidas y cerradas del conocimiento.
saludos
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