lunes, 29 de diciembre de 2014

EXILIOS


  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Somos un país de relevancia mundial en exportaciones. Más que a productos me refiero a exportaciones de talentos, porque gracias a la crisis todos los puntos terráqueos imaginables se están beneficiando de los licenciados y doctores formados en España a los que la situación económica y también social (relegar al capacitado para poner en su lugar al mindundi con padrino) obliga a irse al extranjero. La fuga de cerebros es parte ya de la 'marca España'.
Al menos con este tipo de exilio hay consenso, en el sentido de que es impresentable. Pero otros destierros están mucho menos prestigiados. Al contrario, incluso el exiliado es percibido como responsable de su situación. Me refiero a las decenas de miles de ciudadanos vascos que huyeron del fuego de ETA y del acoso social del nacionalismo. Muchos de ellos, tras el fin de los atentados, siguen sin poder o querer regresar a su tierra de origen. Nadie habla de ellos. “Que se jodan”, piensan muchos que luego enarbolan banderas en defensa de la decencia y la igualdad.
De Cataluña ha huido, que se sepa, menos gente, pero últimamente se multiplican los casos, algunos de ellos ilustres. La plataforma cívica Libres e Iguales acaba de realizar un ineludible documental, Gente que vive fuera, que retrata el testimonio de exiliados como De Azúa, Boadella o Pericay, todos barceloneses que decidieron, en vista del ambiente tóxico de la actual Cataluña, largarse a tierras más tolerantes con la disidencia. El cuarto protagonista es Jiménez Losantos, que llegó a Barcelona en Vespa y salió en ambulancia, víctima de un brutal atentado terrorista. Venía de Aragón a una Barcelona que en los años 70 era mucho más libre que Madrid, y vivió la transición hacia la luctuosa llegada del pujolismo, con todo lo que eso significó.
En la sede de UPyD Baleares emitimos esta obra hace unas semanas, y fue la única edición de nuestro Cineforum (van ya 5 años) que finalizó con un generalizado aplauso. Una amiga discrepó, arguyendo que “no tendía puentes”, pero ¿no es algo perverso considerar que es el exiliado el que tiene que poner de su parte para llevarse bien con los que, de una manera u otra, lo han excluido de la comunidad?

miércoles, 24 de diciembre de 2014

6º DEBATE EN CANAL 4

         
        El pasado viernes 19 participé en el último debate del año de Tot 4, en Canal 4 TV. Mis contertulios: Joan Lladó (ERC), Beatriz Morales (Podemos) y Alfonso Rodríguez (Facua e IU). Aproveché uno de los temas del día para presentar nuestra propuesta de fusión de municipios.

lunes, 22 de diciembre de 2014

NO ES PAÍS PARA FISCALES


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Ser fiscal en España nunca ha sido un trabajo cómodo. Los más jóvenes seguramente no recordarán al mítico “Pollo del Pinar”, ese Eligio Hernández que pasó de la lucha canaria a los juzgados y que hizo las delicias de aquellos (muchos, demasiados) que confunden poder ejecutivo y poder judicial. A Jesús Cardenal tal vez sí lo tengan en mente, con ese parecido fúnebre con Montgomery Burns, y con idéntica labor de servicio gubernamental. O a Cándido Conde-Pumpido, designado por el objetivo mérito de ser amigo personal de ZP, y que nos deparó tardes de gloria dadaísta, con ese “Guantánamo electoral” referido a la Ley de Partidos. Torres Dulce, a quien muchos conocimos como tertuliano cinematográfico de José Luis Garci, ha sido el penúltimo inquilino de este potro inflamable. Desde el año 1985, cuando el gobierno de Felipe González aprobó la Ley Orgánica del Poder Judicial, la separación de poderes en España es algo más difuso y voluble que el programa actual de Podemos. De la misma manera, los partidos se reparten los asientos del CGPJ como si fuera uno de los irresistibles pasteles de mi madre, con UPyD como única excepción a esta casi unánime religión nacional.
Me gustaría dejar de hablar algún día de mi tocayo el fiscal Horrach, pero el concienzudo método Stanislavski que ha abrazado para meterse en su reciente papel en la película de su vida le ha hecho olvidarse de su verdadero ser, el Sumo Pontífice de los Inquisidores, para abrazar la causa borbónica hasta un punto tal de fanatismo que ya sólo le falta bombardear el palacio de los Habsburgo en Viena o irse de caza a Botswana, país que nos produce risa pero que nos supera en cuanto a transparencia. Transparencia, esa rareza. Muy bien valorada en el resto de Europa, pero aquí estas cosas no venden. Lo que vende hoy es lo de siempre: placebos, creencias, cosmovisiones, doctrinas que den aparentemente respuesta a todos los enigmas. Con una pizca de furia vengativa mejor. No es la verdad lo que en este caso importa (entendiendo la verdad como algo sumamente difícil de alcanzar, pero en cuyo empeño interrogador comprometemos nuestra dignidad), sino controlar la incertidumbre y arraigarse sobre algo, aunque sea la nada.

viernes, 19 de diciembre de 2014

5º DEBATE EN CANAL 4

        
        Antes de que se me pase, y dado que hoy regreso al plató, cuelgo el video de mi intervención en el debate del programa Tot 4 (de Canal 4), el viernes 5 de diciembre. Me acompañó un trío de Miquels: Miquel Ensenyat (Més), Miquel Adrover (Diario Mallorca) y Margalida Miquel (ERC).

lunes, 15 de diciembre de 2014

DAIXONEM


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

        Los españoles tenemos históricamente fama de recios y de ser gente confiable que posee firmes principios, incluso demasiado firmes. Pero eso es cosa del pasado, porque en las últimas décadas si nos caracterizamos por algo es por la volubilidad de creencias y la falta de convicciones. El chaqueterismo es la ideología mayoritaria entre nosotros, hasta el punto de que español y converso son casi sinónimos. No es por otra cosa que funcionan tan bien experimentos como el de Pablo Iglesias, sobre todo en esta última fase del mismo en la que se intenta travestir su evidentísima ideología de inicio con la aureola centrista que permita asaltar si no los cielos al menos la Moncloa.
Así que gratis et amore ofrezco desde aquí a los podemistas isleños un nombre para bautizar con fidelidad extrema su proyecto: nada de Podem o Guanyem, sino Daixonem. Para los no iniciados en los arcanos de la idiosincrasia mallorquina (ja te diré coses, fora problemes, tira tira, etc.), el verbo daixonar es la piedra estructural de esta forma fascinantemente confusa de ver el mundo, porque viene a significarlo todo y nada a la vez. El colmo de la sutileza vaporosa llega cuando combinamos la forma verbal con su sustantivo, “daixonem es daixò”. Creo que nada más adecuado para el camino ambiguo de los apóstoles de Iglesias que bautizarse en Mallorca de esta manera, sintetizando con el lema “daixonem sa dallona” su completo programa electoral.
No es para caer en derrotismos autocomplacientes (tan españoles, por otra parte), pero hay que reconocer que vivimos en un país chocante. ¿Conocen ustedes muchos países o empresas privadas donde un Secretario de Estado cobre más que su jefe, el Ministro del ramo? ¿O que el Presidente del Gobierno, el hombre con más responsabilidades políticas del país, tenga a 264 cargos administrativos por delante con mayores ingresos? Es curioso, pero cuanto más te alejas de la primera línea, mejor sueldo. Ideal para un país de lobbistas opacos, agentes, asesores, muñidores en la sombra, etc. Como también es ideal para esta gente que no tengamos constancia, ni con la reciente (y más que estéril) Ley de Transparencia, de las visitas que recibe en Moncloa el señor Rajoy. Hay que daixonarlo todo.

lunes, 8 de diciembre de 2014

BANKIARIZACIÓN


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Los países menos consolidados acostumbran a ser aquellos que viven sumidos en la bipolaridad. En España el ejemplo maníaco-depresivo más sintomático se refiere al sistema financiero, porque hemos tenido estos años a la vez los mejores y peores bancos de Europa. Hay que recordar que si la banca más solvente del viejo continente ha sido la privada española, también la del fondo de la clasificación queda en suelo patrio, pues responde a nuestras antiguas cajas de ahorros, instituciones dirigidas por la partitocracia con ineficacia absoluta y rapiña descontrolada. Bankia ha sido el exponente máximo de esta mediocrecracia legitimada por su aparente servicio público. Si en algo los ciudadanos españoles han sido unos ingenuos es en creerse que el control político de las cajas los beneficiaba a ellos y no a los partidos. Lo mismo sucede con la proliferación exagerada de municipios.
Lo acaecido con Bankia esta pasada semana, penúltimo episodio del saqueo y fraude que ha caracterizado a nuestra clase política, no debería ya sorprender a nadie. Pero, como siempre que nos quedamos en la síntesis general se elude de alguna forma la gravedad humana del problema, es preciso profundizar en los casos particulares para ponerle cara a las víctimas. Un gran amigo mío es una de ellas. Hace años suscribió con Bancaja (una de las cajas que fusionándose dieron lugar a Bankia) una obligación subordinada, menos célebres que las preferentes pero igualmente letales, en apariencia muy ventajosa. Cuando ya en Bankia estalla la burbuja de las cajas, a mi amigo, sin que él pudiera decir absolutamente nada, le hacen una quita del 10 % de su dinero, para después canjearle el resto por acciones de la entidad. Unas acciones cuyo valor era de 1'35 euros cada una, pero que después de la fraudulenta salida a Bolsa bajaron su cotización un 70 %, quedándose en sólo 0'50 euros. Todo justificado con un chivo expiatorio inapelable: la UE nos obliga; yo no quería, pero... Con esta pirueta filibustera, uno ve que pierde gran parte de su patrimonio y el resto permanece congelado, sine die, en el limbo. Queda la opción final de pedir un arbitraje, pero la habitual parcialidad de los mismos te deja indefenso y entregado a un asco infinito.

lunes, 1 de diciembre de 2014

DIOSES HUMANOS


  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Phil Hughes (1988-2014) debutó joven con la selección australiana de cricket, en 2009, sustituyendo al mítico Matthew Hayden, y pronto se consolidó como un gran bateador de apertura. Tenía un estilo sosegado y fino, ideal para el test cricket. El último año había bajado prestaciones, perdiendo la titularidad, pero permanecía dispuesto para regresar en cualquier momento. Todavía era joven, ayer habría cumplido 26 años. El pasado martes, en un partido de liga nacional entre South Australia y New South Wales, un lanzamiento de su amigo Sean Abbott impactó en su cabeza. Fue una casualidad terrible, porque el cricket es un juego muy seguro: Hughes intentó batear esa bola demasiado alta, no lo consiguió y, por la inercia del movimiento, puso al descubierto la única parte de su cabeza que el casco no puede proteger. Tras unos segundos de conmoción, se derrumbó para ya no despertar. El golpe le había fracturado el cráneo, provocándole una hemorragia cerebral. Estuvo dos días en coma inducido, falleciendo el jueves en Sydney. Era un muy buen jugador y, con el tiempo que todavía le quedaba por delante, probablemente se habría convertido en un grande del cricket australiano.
La muerte de Hughes me ha recordado las de otros deportistas que cayeron fulminados en pleno campo de batalla, más impactante que fallecer fuera de foco (accidentes de tráfico, por ejemplo). Me acuerdo del sevillista Antonio Puerta o el camerunés Marc-Vivien Foé. También del húngaro Miklas Feher, que de repente se desplomó falleciendo casi en el acto mientras jugaba en el Benfica de Camacho. Provoca una sensación chocante la muerte de un deportista de élite, sobre todo si es joven y prometedor. A los futbolistas, hoy en día más que nunca (en España está claro que sobre todo el fútbol es un culto que supera ideologías o religiones), se les ve casi como a dioses, seres invulnerables que están por encima del resto. Por eso su muerte en vivo conmociona casi como si de un Aquiles se tratara. Parecen criaturas revestidas de una estela de eternidad, y sin embargo sucumben igual (o más) que los demás a los peligros que nos circundan. La fragilidad de la vida humana cobra una dimensión más evidente en estos casos.
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