lunes, 20 de noviembre de 2017

MI EXPEDIENTE X


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

     Mis adorados y por lo general plácidos meses de noviembre últimamente han cambiado un poco. Este año apenas lo he podido disfrutar por culpa de operaciones, resfriados y cólicos biliares. Sin embargo, no todas las novedades son perjudiciales. Si el 18 de noviembre del año pasado me llegó a casa la demanda civil que me interpuso el entrañable concejal de (in)Movilidad de Palma, este pasado viernes, día 17, lo que asaltó mi domicilio fue la resolución del expediente que me abriera en verano el Govern sobre el mismo asunto: esa disección de hace 14 meses que tanto molestó a Cort y al concejal Ferrer. En este último caso recordarán que nuestra atenta y eficiente administración del Pacte me pedía 3000 euros de multa, pero tras la presentación de mis pertinentes alegaciones se han echado atrás y el asunto se cerrará sin sanción económica.
Queda, eso sí, la pena del calvario amedrentador que me han hecho pasar este tiempo, con lo que supone de estigmatización en una tierra tan dada a ciertos señalamientos inoxidables basados en manipulaciones o superficialidades. Ganas de hacerme la puñeta es evidente que tenían porque, si no, no habrían optado, en la horquilla que permite la ley LGTBI (entre 700 euros y 3000), por la petición de multa máxima. Seguramente se han echado atrás por miedo al daño político en etapa ya pre-electoral que podría caerles encima en caso de sanción a un articulista, teniendo en cuenta que en julio la cantidad y la variedad (a derecha e izquierda) de las reacciones opuestas a este expediente me sorprendió incluso a mí. Por eso mismo, confirmar la sanción habría multiplicado las críticas, dejando a este gobierno al nivel del chófer Maduro y animalillos similares.
Sin embargo, no acaba aún mi Via Crucis con este asunto, porque sigue abierta la demanda civil por la que Ferrer, basándose en una falsedad demostrada, me pide nada menos que 12000 eurazos. Por no hablar de la pérdida de un trabajo que me ocasionó el affaire, debido a ciertas maniobras inquisitoriales propias del vigente populismo. Todo ha sido rarísimo y claramente desproporcionado. No se entienden estas ganas, vampirizando una causa noble y necesaria como la LGTBI, de destruir a un simple plumilla que ya no tiene vínculo alguno con la política desde que dimitiera de portavoz de UPyD hace casi tres años. Al parecer, algunos se pensaban que yo ando todavía por el mundillo, discretamente en las filas de C’s, pero eso no es así y ya no sé qué me queda por decir para que se tenga en cuenta. Tal vez, como en la época de Cervantes, me vea obligado a recurrir a esos engorrosos ‘procesos de descargo’ para limpiar los recelos de hostigamientos macarthistas.

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