Poco
que añadir al espectáculo de Nóos, ya sólo quedan los despojos.
Ninguna sentencia judicial tiene como fin contentar a los ciudadanos,
pero sin duda estamos ante una resolución bastante amable con los
acusados. Sobre todo con uno de ellos, que además de ni pagar costas
se ha visto claramente favorecid@ por elásticas decisiones de
Hacienda, ya saben, la apisonadora de Montoro que flagela al común
de los mortales pero que en ocasiones especiales como ésta se
convierte en exquisito balneario que incluye masajes, jacuzzi y otros
servicios igual de estimulantes.
Parece
que vivimos un momento de especial flexibilidad judicial en Baleares
(no en Valencia). Ahí está el caso, menos mediático, de El
Prestamista, al que le acaba de salir gratis (de 19 años que se
pedían, a una multita) extorsionar, secuestrar y demás entrañables
ocurrencias. Mejor que siga libre, ¿no?, todo sea para que no
decaiga la fiesta.
Visto
así, si están pensando en delinquir mejor háganlo ahora mismo, no
lo aplacen. Sus señorías están especialmente empáticas, y sería
de torpes no aprovechar. Sobre todo con la fabulosa oferta del 2x1
que supone tener como fiscal a Pedro Horrach, porque se contará
entonces con ¡dos abogados defensores por el precio de uno! La pega
es que en breve deja el cargo mi insustituible tocayo, con el que, lo
reitero, no me une el más mínimo parentesco.
Luego
está lo de su señoría Balti. De todo lo comentado, que ha sido
mucho, me quedo con el voluble modus operandi de los de
Jarabo: el mismo hecho (defender el convenio de Bachiller) que acabó
en la defenestración, con satanización añadida, de Seijas y
Huertas, ha aupado al escuálido Picornell hasta convertirse en la
segunda autoridad de las Baleares. ¿No habría sido mejor escoger a
Morrás? Así al menos no se perdería peso político.
También
está lo del atuendo, esos hábitos podemitas elegidos con tanto
cuidado (tiene razón mi compañero y amigo Miró: sólo a ellos les
importan estos detalles triviales), se supone que para humanizar las
instituciones. Pero luego se descuelga Iglesias con un impecable
esmoquin en la gala de los Goya. Dirán que los del cine son gente
más respetable que los políticos, pero no lo tengo tan claro. Se
habla poco del habitual fraude en las subvenciones que se manejan
(ahí está lo denunciado, entre otros, por Tinieblas González.
¡Quién pillara ese nombre!). Y desde luego no saben contar, o nos
toman por cretinos, cuando en lo que aportan a las arcas del Estado
suman no sólo lo del cine patrio sino todo el internacional, pero
como si fuera exclusivamente autóctono. Cuando en 2016 no se han
abonado 23 millones, sino dilapidado 54.
(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
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