lunes, 18 de julio de 2016

TORMENTA PERFECTA



Otro tópico que no quiere escapar de su coraza irreflexiva: los veranos son desiertos informativos. Los focos de desestabilización se multiplican, la verdad es que estamos en un momento en el que todo parece posible. Y, como el Estado Islámico reproduce sus ataques fuera de su territorio desde que comenzó a ceder ante el empuje de sus adversarios, tendremos atentados para rato. Y más ahora que sabemos que cualquier cosa sirve para liquidar masivamente al personal. Sólo falta alguna hazaña de Putin, un poco adormilado últimamente, para que detone algo irreversible.
Más tópicos: Erdogan, el “islamista moderado”. A su lado el Opus Dei son los panteras negras. Si la noche del viernes tuvimos en Turquía una asonada de opereta, Erdogan profundizó el día después en el golpe, menos súbito pero también mucho más efectivo, que lleva perpetrando desde hace lustros. Recordemos que El Sultán fue el querido socio de ZP en aquella operación de distracción masiva que fue la Alianza de Civilizaciones, cuya primera reunión, celebrada en noviembre de 2005 en el Hotel Punta Negra de Calvià, pude seguir in situ como paparazzo. ¿Para que sirvió todo el dineral que metimos ahí, ademas de para que ambos dirigentes se marcaran un homenaje a su infinito ego?
Pero podemos estar tranquilos porque la democracia ha regresado triunfante a Turquía, con los kurdos acosados y perseguidos, como siempre por esos lares (qué empeño en ser kurdos; si os llamarais palestinos ya contaríais con el mayoritario cariño internacional), y 3000 jueces y fiscales en la cárcel menos de 24 horas después del alzamiento. Ah, ¿que no los vieron subidos a los tanques, con esas togas golpistas?
Pero si alguien se ha movilizado estos días delirantes, más incluso que los terroristas del EI o los tanques turcos, son los infinitos e incansables batallones de opinólogos atrincherados en Twitter. Un brainstorming demente de melopeas dadaístas, con mención especial para la panda de Podemos Vallekas y su tesis, ya defendida previamente por el siniestro Aroca en Cuatro, del accidente que deriva en masacre por la pérfida policía francesa... Como no soy un habitual del género, no me había enterado de que las drogas alucinógenas han bajado drásticamente su precio este mes de julio.
En Mallorca estos asuntos no nos despistan demasiado, no fotem, porque aquí andamos muy ocupados odiando a los turistas (especialmente a un subgénero demoníaco: los cruceristas), esos terribles seres del inframundo que hablan raro y visten fatal (alguno ni viste siquiera), empeñados en molestarnos cuando paseamos nuestra excelencia autóctona por la calle San Miguel.

 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

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