(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
En
ajedrez, la jugada llamada zugzwang es aquella en que, obligado a
mover pieza, cualquier cambio de posición conduce a la derrota. Juan
Bonilla le dedicó una interesante novela, Cansados de estar muertos, a este principio agonístico que reduce la tesitura al
fracaso o la aniquilación. La herencia de ZP ha
dejado al PSOE en
absoluto y
fúnebre estado
de zugzwang:
cualquier decisión
le perjudica.
España también está en esa posición. No
a un nivel puramente teórico
porque hay salidas, pero en la práctica, y teniendo en cuenta el
panorama y el ADN
de los protagonistas políticos, el asunto pinta mal.
En
cuanto a las elecciones, a primera vista se
podría decir que Podemos sacó un buen resultado y C's no.
Pero eso sería
engañoso. Primero, porque Iglesias sólo controla 49
diputados (él sí que es un Líder, no
como ese
Snchz que “manda
poco” en su partido.
Lo del asamblearismo de los círculos está ya
más tieso que
los huesos de Ramón
Llull): los 42 de su lista más 7 de
Podemos que se presentaban integrados en
las tres Mareas.
Además,
Podemos tiene el handicap de ir contrarreloj: sabe que éste es su
momento, que la épica del
voto del cabreo
no puede prolongarse indefinidamente.
De ahí que quiera forzar la repetición de las elecciones, pues
su proyecto, víctima del decaimiento natural del énfasis
emotivo y también
del conflicto inevitable al que conducirán
sus contradicciones internas, tiene las de perder a medio y largo
plazo. 2017 sería
demasiado tarde para ellos, por eso es muy
probable que prefieran
ir a una 'segunda vuelta' electoral
esta primavera.
A
mucha gente le ha
sorprendido la frustración del podemismo tras las elecciones, y eso
sucede porque no entienden el citado
apremio de su tempo.
La decepción se ha traducido en puro
delirio en ciertos antros de internet,
donde votantes morados, incluso
conocidos plumíferos, se mostraban tan
contrariados
con el sentido bipartidista
del sufragio
de los mayores de 65 años que algunos
incluso exigían un final prematuro para nuestros viejos, al
estilo de
La balada de Narayama...
Por
su parte,
C's no cuenta
con
esa
presión
del
tiempo.
Al contrario, su proyecto debería
precisamente ir a más a partir del rodaje.
Tras
el gatillazo del 20D, su precipitado
crecimiento debería entrar en una fase más serena de estructuración
y
trabajo.
Con la exigencia
de que haga autocrítica y tenga sentido de Estado antes que un
interés puramente partidista.
Al menos lo segundo ya
lo
está mostrando.