lunes, 10 de agosto de 2015

PRECARIEDAD


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

No es de extrañar que la izquierda, y más concretamente el PSOE, considere que los trabajos que genera la industria turística, y la empresa privada en general, son precarios. Ellos están acostumbrados a bicocas como la del chaval Jordan Thomas, que sin estudios ni nada y con sólo 20 añitos se llevaría al año, si no se hubiera visto obligado a dimitir, 46.000 euros como asesor de la Conselleria de Sanidad.
Son multirreincidentes. Me acuerdo de Miriam Muñoz Resta, una chica sin estudios cuyo blog era un festival del desfase: lo que hace el EI con sus víctimas lo perpetraba esta afiliada del PSOE (concejal y diputada) con la ortografía y la sintaxis. Pero esa incompetencia absoluta le permitía llevarse cada mes unos 8.000 euros. Luego tú te consagras a estudiar, te sacas un doctorado, idiomas, masters, etc., pero te quedas una larga temporada achicharrado bajo el sol del paro (incluso los presidiarios al menos están a la sombra).
Vivimos en un país algo dadá, aunque muchas veces aspectos importantes de esa extravagancia no quieran identificarse, en beneficio de otros más convenientes. Por ejemplo, somos el único país europeo en el que un líder regional como Mas cobra más (no iba a ser menos, con este apellido) que el presidente del gobierno. Y en concreto 58.000 euros al año de diferencia. También está el asunto de la sanidad universal, que muchos han querido vender como el súmmum de la normalidad (y del progresismo), pero que prácticamente sólo funciona como tal en España. Será que Dinamarca, Holanda o Noruega, epítomes de la socialdemocracia, son en realidad estados fascistas encubiertos, quién sabe. Ventajas de vivir en la inopia informativa.
Luego está la precariedad moral. No sé a ustedes, pero a mí me parece un caso a trabajar con detalle por la psiquiatría que individuos supuestamente defensores incondicionales de la vida animal deseen la muerte (“Taurino bueno, taurino muerto” coreaban muchos el pasado jueves en Palma) de semejantes que gustan de la tauromaquia. Es como ese tipo del que en su momento me habló Nadal Suau: “he quedado con mis amigos pacifistas para hostiar fachas”. Como dije la semana pasada, estamos ante esa pureza que necesita odiar frenéticamente al otro para sentirse superior.

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