lunes, 27 de octubre de 2014

PARLAMENTARISMO BASURA


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

     Pocas cosas más grotescas que el actor vulgar incapaz de percibir que el público no le presta ninguna atención o, peor aún, asiste consternado a una pantomima insufrible que se presenta como espléndida. Los martes en el Parlament de las Baleares, e imagino que sucede igual con otros parlamentos regionales y el Congreso de los Diputados, consisten básicamente en eso: un teatro desfasado y ridículo, una burbuja incapaz de entender lo que permanece fuera, un solipsismo inerte que cada día tiene menos oxígeno en sus pulmones. Hay consenso, casi diría que unanimidad si esta palabra no me resultara tan desagradable, al asegurar que cada pleno del Parlament es una auténtica mierda. Un espectáculo indigno, de una mediocridad que tal vez los ciudadanos nos merezcamos, porque estos diputados nos representan, pero en nuestra mano queda seguir permitiendo tantos insultos a la inteligencia. Como recordaba la semana pasada Nadal Suau, en su crónica del Debate sobre el estado de la Comunidad, cuando te adentras en la Sala de las Cariátides no te queda otra que rendirte en brazos del sarcasmo si no quieres ser abducido por la náusea. En una de mis recientes visitas, una señora del público incluso se echó a dormir. Astuta medida de seguridad, como los ordenadores, que se apagan automáticamente al calentarse demasiado.
Casi todo es infumable: las soflamas cainitas, esos aplausos de cartón piedra con sobreactuaciones angustiosas (las manitas de Marga Prohens a punto de partirse por su entusiasmo aclamador), las camisas adolescentes de David Abril, esos discursos soporíferos que se adentran en la espesura del rigor mortis mental, etc. Hasta que no descubrí el Parlament no entendí la famosa expresión de Heidegger “la nada nadea”. Ahora que todavía aprieta la crisis, podríamos emplear a algún diputado para anestesiar con sus sermones a los pacientes antes de cada operación. Si incluso el lugar suscita fenómenos paranormales, como la presencia del “diputado milagro”, ese Pastor que representa al PI, un partido que no compareció a las elecciones.
Mi bisabuelo Toni Pou Salom decía que “sa política és més bruta que un palo de galliner”, pero hay que reconocer que andaba muy equivocado, porque en nuestro Parlament todo el mundo luce muy limpio y va estupendamente vestido.

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